Concierto de Tomatito en la Maestranza | Arte en estado puro

Tomatito nos brindó una espectacular noche flamenca en el Teatro de la Maestranza


Tomatito

Poco podemos decir de Tomatito que no hayamos dicho ya, que es un genio, una de las figuras más importantes del flamenco y de la música en general, que es uno de los más importantes guitarristas de nuestra época y que esperamos que nunca deje de tocar. Sin embargo, todo eso ya se sabe, todo el mundo sabe de antemano que un concierto de Tomatito será un auténtico deleite para todos los sentidos.

Aunque nunca puedes imaginar hastá qué punto hasta que no asistes a uno.

Pero como os decía, oír a José Fernández Torres no es sorprendente, lo sería si lo hiciese mal, pero es que lo hace tan bien, que parece fácil hacerlo. Lo sorprendente del concierto de Tomatito en la Maestranza no fue él, como ya os digo, sino el septeto gitano que iba acompañándolo.

Cuatro cantaores de pura raza acompañaron al Tomate en el tablao del teatro sevillano, Simón Román, Kiki Cortiñas, Pedro «El Granaíno» y Morenito de Illora. Cuatro monstruos del flamenco, cada uno con un estilo y un saber hacer únicos que encandilaron a la audiencia sevillana.

Simón Román, considerado uno de los cantaores con más proyección del momento, puso la fuerza y la garra sobre el escenario, y su voz, potente y vigorosa hizo temblar el teatro desde los cimientos hasta el techo.

Otro cantaor de los que componen el cuadro de Tomatito es una eminencia en el flamenco. Su nombre Guillermo Campos Pérez, más conocido como el Morenito de Illora, un viejo conocido de Tomatito. Morenito fue apadrinado por Camarón a finales de los años ’70 y desde entonces ha dado la vuelta al mundo acompañando al cante a grandes bailaores, como Antonio Canales, Mario Maya, Cristina Hoyos o  Joaquín Cortés.

Kiki Cortiñas puso el encanto sobre las tablas, con un cante más recogido, templado y fusionado con algo más que flamenco. Porque esa es otra de las señas de identidad de Tomatito, la fusión, todo lo que toca Tomatito es un 90% flamenco pero tiene un 10% de algo más, ya sea Jazz, Bossa Nova, Tango o cualquier cosa que se le ocurra, todo le queda bien.

Y por último, para completar el elenco de cantaores, Pedro «El Granaíno», la voz más templada de las cuatro que subieron al escenario. Pedro al igual que los otros tres nos traían al recuerdo al mejor Camarón de la Isla, y sus cantes profundos, pero Pedro con esa voz rota que en cada «quejío» te encoge el corazón, parecía estar poseído por el espíritu de José Monge Cruz.

A la percusión iba otro habitual de Tomatito, Luis Fernández Salazar, «Lucky Losada», que lleva desde 2004 acompañando al guitarrista almeriense. Losada nos regaló una clase magistral de cajón flamenco, a veces dejando hacer al protagonista de la noche, y otras convirtiéndose junto a su cajón, en el centro de atención, demostrando que para hacer buena música no hace falta mucho, sólo un cajón y una guitarra.

Aunque la guitarra de Tomatito también estuvo bien acompañada durante toda la noche por la de Cristobal Santiago, con el que también se marcó un dueto, mano a mano, con aires de música clásica, que personalmente me puso los vellos de punta.

Y para cerrar el cuadro flamenco, no podía faltar la bailaora, Paloma Fantova. Puro arte y genio, un ciclón sobre el escenario, sensual y furioso al mismo tiempo. Sus movimientos desgarradores, el zapateado imposible e interminable, su mirada hipnótica y esa fuerza que le imprime a cada paso hicieron de la actuación de Paloma la parte más espectacular de la noche.

Y estando tan bien acompañado, las cosas sólo pueden sonar bien. Tomatito hizo un repaso a todo su universo musical, desde sus inicios, recordando como no a Camarón y a Paco de Lucía, hasta llegar a momentos en los que un tango nos recordaba a Piazzola o un punteo nos traía a la mente a Michel Camilo.

El concierto fue creciendo en intensidad a cada canción, culminando en la catarsis que sólo puede provocar una fiesta gitana por bulerías. Antes de terminar, los oles se sucedían en los asientos para dar el reconocimiento que se merece a un maestro tan grande como Tomatito.

Y una cosa me quedó clara, sin ser un experto en flamenco, sin ni siquiera acercarme a ser un conocedor del mismo, puedo afirmar que esa noche conocí, por primera vez en mi vida, eso tan sagrado y tan difícil de encontrar que los flamencos llaman «duende».

Author: Dr. Evo Fdez.

Musicópata de nacimiento, sus padres notaron algo raro en él cuando de pequeño lloraba afinado, por eso lo mandaron internado al Musiquiátrico aún siendo un niño. Hoy, muchos años después, se ha reconvertido en un monstruo musicopático, ávido de devorar todos los injertos musicales que se pongan a su alcance.

Compártelo con todos

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

-
-
Ir a la barra de herramientas