Los Carniceros del Norte y el Cine de Terror
Jun26

Los Carniceros del Norte y el Cine de Terror

En lo tocante exclusivamente a la instrumentalización, hubo, hay y habrá tropecientos millones de grupos como Los Carniceros del Norte: cierta pericia (ni mucha ni poca, la justa) con los instrumentos, guitarras sin filigranas, tum-pa-tum-pa para la batería-martillo y gritos más o menos discordantes. Sin embargo, si lo tuyo es el cine de terror, puede que encuentres un poderoso aliciente para acabar escuchándolos, pues lo suyo es escribir canciones sobre películas de terror de todos los tiempos. Eso sí, lo hacen de forma bastante libre, y esto tal vez desilusione, o defraude, al cinéfilo freak más sibarita. Los integrantes de Los Carniceros son goticazos post punk de toda la vida, gentes arribadas al siglo XXI desde grupos previos, bastante célebres dentro de la música obscura ibérica: La Casa Usher, Paralíticos y Naughty Zombies. Se presentaron en sociedad en 2005, con su Lp «13 cuchilladas», en el que -en tres minutitos por corte como mucho- musicalizaban films como «La invasión de los ultracuerpos», «El gabinete del Doctor Caligari», «El Resplandor», «Nosferatu», «Freaks» o «La noche de los muertos vivientes«. Tres largos años tardaría en llegar «2º acto», en el que Los Carniceros vuelven por sus fueros: punk rock más o menos melódico y más clásicos del terror universal. En este caso, les toca a «La momia», «El exorcista», «Holocausto Canibal» o «Psicosis». En 2009 lanzaron «Poe is dead», un EP de cuatro temitas en el que dieron un repaso a algunas de las diferentes versiones que Roger Corman (detrás de las cámaras) y Vincent Price (delante) hicieron de cuatro composiciones del maestro Edgar Allan Poe: el poema «El Cuervo» y los relatos «El gato negro», «El Pozo y el Péndulo» y «La Máscara de la Muerte Roja». En un evidente homenaje a la película homónima del director chileno Alejandro Jodorowsky, los Carniceros editaron en 2011 el Lp «Santa Sangre», en el que se nota más asentada a la banda y en el que ahondan tanto en medios tiempos a lo dark wave como en cadencias propias del psychobilly. El disco es un repaso al fantaterror ibérico de gente como Paul Naschy («La Noche de Walpurgis», por ejemplo) y al cine italiano profuso en sangre technicolor de Darío Argento y compañía («Rojo Profundo» o «Las tres caras del miedo«)....

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As Diabatz: Bailarinas demoníacas, diabetes & murciélagos

Acusadas como culpables de extender la infecciosa enfermedad llamada psychobilly con tres pares de ovarios Aunque parezca mentira, a estas alturas de la película, muchos son los espectadores que se sorprenden al ver sobre un escenario un grupo íntegramente formado por mujeres; el trío As Diabatz ostenta el título de primer grupo psychobilly femenino en Brasil, pero en otros lares tampoco se trata de un hecho habitual. Para mas inri, considerando que el hábitat del psycho está estructurado en base a lo heteronormativo, ellas hacen temblar el rol que la escena ha predispuesto hacia los dos géneros: el macho-machito motero y la gatita florero pin-up, ambos grupos tapizados en tatuajes old-school. Oriundas de la sureña localidad de Curitiba, ciudad que fue hervidero de multitud de bandas emblemáticas, como Ovos Presley o Sick Sick Sinners. Aunque la escena es lógicamente mayor en Sao Paulo, no cuentan con los dos grandes festivales anuales que se organizan en Curitiba: el Psychobilly Fest y el Psycho Carnival. Las andadas de As Diabatz comienzan en 2006, cuando empiezan a practicar un sonido que nos transporta a los ‘1980, pero en este caso con toques más intensos y modernos. Crean canciones aparentemente simples de virtuosa crudeza, transmitiendo esa vertiente de enfermedad que se supone que rige el psychobilly. Su nombre procede de una  combinación de significados del portugués y del inglés, una especie de mezcla salvaje entre “bailarinas demoníacas”, “diabetes” y “murciélagos”. El sonido vintage del psycho, en sus manos, ha sido reconfigurado en algo rápido y muy disfrutable, en el límite del peligro y de la incertidumbre, como conducir demasiado rápido. Estas chicas consiguen dar una vuelta de tuerca al estilo original de principios de los ochenta, innovando a la vez que empapándose del estruendo de grandes grupos del inframundo psychobilly: Dypsomaniaxe, Torment, Guana Batz, Ricochets, Krewmen, Sharks, Meteors, Batmobile, Caravans, Coffin Nails e, incluso, The Vibes. La primera grabación que lanzaron fue la demo titulada ‘Witches Stomp’ (2007), tan potencialmente fresca y real como para causarnos una impresión más que positiva. Esta demo les abriría de par en par las puertas de festivales como el Psychobilly Meeting en España y de otros bolos por el globo terráqueo. Incluye una delicada colección de canciones a años luz de lo que muchos grupos podrían soñar no ya en su maqueta, sino en su disco debut. En los albores de 2009 presentan su primer disco ‘Riding throught the devil’s hill’ (Drunkabilly Records). En cuanto escuches el distintivo estruendo del doble bajo en el tema de apertura ‘Woman in White’, con su infeccioso ritmo pegadizo, sabrás que estás a punto de escuchar un poco de psycobilly condenadamente...

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Guadalupe Plata, la nueva ley del Blues Rock Pantanoso
May18

Guadalupe Plata, la nueva ley del Blues Rock Pantanoso

· Pólvora Rock en la celda bluesmen del Musiquiátrico Plata de ley son este trío de Úbeda apestados de insensatez blues rock. Viven en su propia anatomía de la locura. Se revelan a golpe de fundamentos hookerianos. Reconstruyen el blues más negro y el rock más sudoroso desde Jaén. Cuando Pedro de Dios (Los malignos) con sus alaridos y su slide de infarto, decidió compartir celda acolchada con un batería como Jimena y un bajista de atar como Paco Luis Martos (Los Corrosivos); ni los mejores doctores en materia musicopática podían diagnosticar semejante barbaridad: Guadalupe Plata. Solo un larga duración (disco homónimo) de 2011 con el sello Folc (el sello de los chicos) ha bastado para poner boca abajo los habituales criterios cognitivos del blues. Venenosos y purulentos de ciénagas y oscuridades, embalsaman nuestros rancios referentes, para poner encima de la mesa las nuevas leyes del rock cultivadas en sus campos de algodón. Formados ampliamente en la vieja escuela bluesmen de los años 20 (Skip James, Blind Lemon Jefferson, Charlie Patton…) mantienen la sencillez y el colorido Naiff de aquella época en sus letras, pero con absoluta renovación y modernidad sonora inyectada de psychobilly. Pedregosa y árida (como Texas) ha sido su andadura a través del Lagarto Rock 2009, 3 grabaciones cortas, gira por EEUU en 2010, SXSW, Blues de Cazorla, Monkey Week o Primavera Sound; con el suficiente descaro y los conocimientos más avanzados para hacer que tú solito te pongas la camisa de fuerza. Defendiendo la autogestión como modelo de permanencia y forma de vida, firmaron en 2008 su primer 10” con Subterránea titulado ‘Guadalupe Plata’, en 2010 ‘Split’ (IAJ) a medias con el grupo Chin Yi por el Circuito Joven Andaluz, y en 2012 acaban de darnos en la cara con su ‘Walter Daniels & Guadalupe Plata’ (autoeditado). Su disco ‘Guadalupe Plata’ contiene trece disparos de pura adrenalina. En él psicoanalizamos la mano visible de Paco Loco, Maxi Ruiz (The Hollers) y Pablo Sánchez (producciones peligrosas), en las grabaciones y mezclas. Mike Mariconda ha sido el encargado de masterizar un trabajo que se publicó en formato digital con descarga gratuita, además de presumir con una edición extremadamente limitada en vinilo, preciosista y sugestiva con estampación en pan de plata y pop-up desplegable que completan un estímulo musicopático imparable. Angustia y estrés, narcosis y ofuscación, hipocondría y mucho sexo. 13 combinaciones bizarras de sonidos perezosos y arrastrados con algunos escupitajos de fuego y derrames de derrota. Siempre se les puede etiquetar al lado de The Boss Hog, The Denver Gentleman, 16 Horsepower, The Cramps, Mick Collins, Soledad Brothers o el mejor David Eugene Edward con su extravagante...

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Sporto Kantés | Terapia para la felicidad sensitiva

Ocultándose tras este nombre nos encontramos a los franceses Benjamin Sportes y Nicolas Kantorovwicz. Un dúo que sufre una clara perturbación mental que le lleva a constantemente confundir estilos, por lo que  sus creaciones están repletas de distintos sonidos que por si solos casi forman un genial amalgama de felicidad que por suerte podemos experimentar también. Aunque fuera de su país no son demasiado conocidos, en su Francia natal son prolíficos artistas que cuentan con una amplia reputación sonora. Benjamin Sportes fue un reputado músico rockabilly de los años 80 y Kantorovwicz fue bajista de Les Wampas, grupo de punk rock psychobilly que en su momento le dedicó una canción al bohemio Manu Chao: Pero a partir de su unión y la creación del dúo Sporto Kantés, sus inquietudes musicales fueron virando hacia otro tipo de sonidos que se alejaban un poco de la tradicional formación a la que estaban acostumbrados. Porque como muchos musicópatas que entran a las instalaciones de El Musiquiátrico fueron infectados por el virus de la experimentación. Conocer nuevas formas de realizar música que consiguiera transportar a sus oyentes a otros hábitats distintos a los que conseguían cuando se colgaban sus guitarras eléctricas. Y así fue como se fueron adentrando en el mundo del dub, el jazz, hip-hop o la música brasileña. Y este es el resultado: Y con ese afán de conocimiento y experimentación que siempre ha caracterizado a los músicos, siguieron dando más pasos hacia un camino incierto pero afortunado. Y es que muchas veces en la simplicidad podemos encontrar la mayor felicidad, en este caso a través de nuestros oídos. Algo tan simple como las bases de muestra de una Akai S 2000, un ingenioso silbido y el acompañamiento de una melodía que parece que estamos escuchando desde el mismísimo Honolulu.  Afila tu sentido del oído, deja que la música te posea y prepárate para sonreir....

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