Kiko Veneno: 20 años echando de menos el 'cantecito'

El artista de Figueras revisita su obra cumbre en el vigésimo aniversario de su lanzamiento José María López Sanfeliu , ese catalán fino -que de tan fino parece sevillano-  habitualmente conocido como  Kiko Veneno,  tiene, como mínimo, dos razones para que le consideremos digno de los pabellones de nuestro vetusto Musiquiátrico. La primera, de la que ya hablamos largo y tendido en su momento, se refiere a su decisiva influencia en dos discos fundamentales de la música española: ‘Veneno’, del grupo homónimo que lideró durante su breve pero intensa existencia junto a los hermanos Amador;  y por supuesto, ‘La Leyenda del Tiempo’ de Camarón,  del que es responsable, entre otras, de la mítica ‘Volando Voy’. La segunda es el conjunto de enormes canciones que componen ‘Échate un cantecito‘, cima musical de su carrera en solitario y disco del que justo ahora se cumplen 20 años desde su lanzamiento. Corría el año 1992 y mientras ese mentiroso escaparate que fue la Expo se consumaba en la cartuja de Sevilla, el bueno de Kiko huía a Londres de la mano de Santiago Auserón a preparar su último cartucho, un disco que tras los fracasos de ‘Seré mecánico por ti’ o      ‘Pequeño salvaje’ debía devolverle a la música o retirarle para siempre. Lo que siguió a la publicación de este disco es bien conocido. Rotundo éxito de unas canciones que se convirtieron en la feliz banda sonora de toda una generación y que ahora, 20 años después y al tiempo que se derrumban a nuestro alrededor muchas de las esperanzas que germinaban ese mismo año 92, Kiko vuelve a editar con algunos añadidos. Concretamente, esta reedición de las canciones originales que componían el ‘Échate un cantecito‘, nos sorprende, además, con un curioso recuerdo de la grabación de este mítico disco. Se trata del facsímil de un diario del proceso creativo en Londres en aquellos días, dónde el ex-componente de Veneno nos desvela las preocupaciones, esperanzas y situaciones que rodearon la grabación del mismo en los estudios Moody de la capital británica. Por otro lado, como viene siendo habitual al volver a editar un trabajo ya realizado, se ha incluido material inédito, como dos versiones distintas de ‘Superhéroes de Barrio’ y ‘En un mercedes Blanco’ (con letras diferentes a las que mil veces hemos escuchado), así como las maquetas de otros temas, como ‘Fuego’. Aprovechando la oportunidad, se rescatan las versiones que se grabaron en su momento para el disco ‘Puro Veneno’:  ‘Lobo López’ con Andrés Calamaro, ‘En un mercedes blanco’ con María Jiménez o ‘Reir y Llorar’, cantada a medias con Albert Plá. Por último, también se ha colado un rémix ¿dance?...

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Eskorbuto, cerebros destruidos por eskizofrenia subversiva

· Analizamos el historial musiquiátrico de una de las bandas más controvertidas de los anales del punk Durante muchos años fueron un nombre tabú dentro de la escena punk. Precisamente, en los años en los que ellos estaban dentro de ese movimiento. El modus operandi que tenían de vivir sus vidas no le hacia demasiada gracia a los que tenían que compartir escenarios con ellos. Y la verdad es que Eskorbuto dieron razones de sobra para intentar mantener las distancias con ellos, pero también hay que reconocerles que son una especie única en la música en castellano. En El Musiquiátrico estudiamos el caso de Eskorbuto. Para comenzar el expediente de estos musicópatas severos hay que remontarse al principio de la década de los 80 del pasado siglo, en la margen izquierda del río Nervión, Bilbao.  Se trata de una zona de alta industrialización que al igual que Inglaterra sufren una gran depresión económica, con una gran pérdida de puestos de trabajo y, sobre todo, de falta de esperanza de la juventud. En la Gran Bretaña nacieron The Clash y Sex Pistols. En España surgieron La Polla Records y Eskorbuto. Iosu, Juanma y Paco.  Ellos formaban Eskorbuto. Los primeros síntomas se comienzan a notar en un pequeño local de ensayo. Las premisas eran muy claras: ‘Hazlo tú mismo’. Sin apenas tener ningún conocimiento de música comienzan la creación de sus primeras canciones, y solo dos años después ya estaban en Madrid moviendo una maqueta que ellos mismos habían grabado. Era el comienzo de un historial incapaz de dejar indiferente a nadie e iba a dejar por el camino muchos ‘Cerebros Destruidos’. Su primera aventura en la capital de España marcó fuertemente a los tres integrantes y fue una experiencia que les hizo ser Eskorbuto. Debido a sus «pintas», la policía los detuvo mientras caminaban por la calle. Al ser registrados le encontraron la copia de su maqueta en la que ya se incluía el ácido tema ‘Mucha Policía, Poca Diversión’. Durante las horas que permanecieron en comisaría nadie relacionado con el independentismo o el llamado Rock Radikal Vasco mostró ningún tipo de interés por su situación. Esto dio pie a la creación de la canción ‘A la mierda el País Vasco’. Por supuesto, pronto supuso un fuerte enfrentamiento contra grupos, seguidores y demás estamentos sociales vascos. Pero eso no es lo único que los separaría de sus «colegas de promoción». Los problemas con las drogas que arrastraban los miembros de Eskorbuto (tanto Iosu como Juanma acabaron falleciendo por su culpa) y la rebeldía de la que siempre hacían gala les llevó a robar en alguna ocasión los instrumentos de los grupos...

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Janis Joplin, cuarenta años desde Pearl

· Damos la bienvenida a una de las voces más importantes Oportuna como siempre, la industria discográfica pretende celebrar a lo grande el cuadragésimo aniversario de la aparición de Pearl, el último trabajo de la legendaria Janis Joplin, lo que muy bien nos sirve en El Musiquiátrico para pasar consulta a una artista imprescindible. Pese a que se trate de un calificativo cada vez más extendido, en este caso puede decirse que se le queda pequeño a la cantante de Port Arthur, icono y voz de un tiempo además de uno de los tres puntales de la llamada ‘Generación del 27’, mucho menos seria sin duda que la española. De esta forma, la menuda Janis Joplin marcó un antes y un después, primeramente, a la hora de interpretar. Apasionada, con una voz tan negra como la que más, unió como pocos el rock y el blues, aunque de nada sirve limitarnos a estos géneros. No podemos obviar la influencia del soul en su obra, ni tampoco la del folk o la psicodelia, y si la muerte no se hubiera cruzado en su camino unos días después de visitar a Jimi Hendrix, cualquiera sabe a qué músicas se hubiera aproximado su espíritu inquieto. Por otra parte, la inmensidad de su voz, imposible de olvidar tras escucharla por primera vez, hace que a menudo nos olvidemos de su faceta como compositora. Tan notables como profundas y usualmente taciturnas, las letras generalmente no se corresponden con la vitalidad que desprenden sus melodías, aunque bendita la confusión que esto puede provocar en el que se automedique con alguno de sus trabajos. No obstante, tampoco tuvo problemas a la hora de adaptar los poemas de otros beatniks o de artistas como Kris Kristofferson, caso de Me and Bobby McGee, que aparece en Pearl junto a canciones tan recomendables como Mercedes Benz, Cry Baby o Buried Alive in the Blues. Volviendo a Pearl, cuya salida no pudo ver la propia Janis Joplin, se publicará en una edición remasterizada en la que no faltarán asimismo versiones en mono y los ya clásicos descartes y rarezas. Sin embargo, a la vista del fallecimiento del ingeniero Owsley ‘Bear’ Stanley, responsable del mismo, se publicará como homenaje un directo de la cantante, ‘Big Brother & The Holding Company Featuring Janis Joplin – Live at the Carousel Ballroom 1968‘, en tanto que también verá la luz el sampler ‘Highlights from the Pearl sessions’ con formato de vinilo de...

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Joe Strummer | Parte II: La revolución se llama The Clash
Feb22

Joe Strummer | Parte II: La revolución se llama The Clash

El nombre de Joe Strummer se estaba haciendo conocido por todo Londres. Su enigmática personalidad atraía a todo tipo de artistas que querían trabajar con él. En la primavera de 1976 los 101’ers dieron un concierto en el que compartían cartel con unos desconocidos Sex Pistols.  El espectáculo que estos dieron fue tal que Paul Simonon y Mick Jones, integrantes del grupo London SS, se acercaron a Joe para pedirles que se uniera a ellos para la formación de una nueva banda. Su idea era la de seguir el camino marcado por los Pistols, punk rápido incapaz de dejar indiferente a nadie. Y el tiempo ha demostrado el buen criterio que tuvieron Paul y Mick a la hora de elegir cantante para el nuevo proyecto. Está claro que no era el mejor vocalista, ni siquiera el más provocador y desde luego no era guapo. Pero sus constantes viajes de niño y la fuerza que le dió el tener que enfrentar el sucidio de su hermano, crearon un filtro único para escribir letras. Apenas tres meses después de su formación, The Clash hizo su presentación en sociedad teloneando a sus inspiradores Sex Pistols. Aquí comenzaría a forjarse la leyenda de los grupos punk más importantes de la historia. Uno por los escandalosos episodios protagonizados y por llevar la actitud hasta el extremo. Los otros, menos provocadores, politizaron la música, dándole al movimiento punk otro cariz distinto al No Future, que en el momento predominaba. Así Joe Strummer consiguió erigirse no solo como portavoz de toda una generación sino también como ideólogo de todo un movimiento, contagiando a todo aquel que escuchaba sus letras. Hasta el momento la ambigüedad de los Sex Pistols con el imaginario nazi había creado mucha confusión sobre la verdadera cara del punk, pero Strummer zanjó cualquier duda con la creación de La Liga Anti-Nazi. The Clash no jugaban a la provocación fácil, su meta estaba mucho más allá. Eran capaces de ver claramente lo que ocurría fuera de la espiral de drogas en la que se vivía en el momento. Era hora de desterrar el nihilismo para dejar paso al idealismo.  La internacionalización de sus letras supuso para sus oyentes toda una bofetada de realidad. Gracias a su infancia, Joe conocía de primera mano lo que acontecía en casi todo el globo, y lo dejó patente en todas y cada una de sus letras. Más que canciones se puede decir que The Clash consiguió crear toda una enciclopedia histórica hecha música. Buena prueba de ello es Spanish Bombs, que trata el tema de la Guerra Civil española. Pero el virus que le comía por dentro era...

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Joe Strummer | Parte I: infancia y descubrimiento del rock

Jhon Graham Mellor es un nombre que no te dirá nada. Nacido en la ciudad turca de Ankara un 21 de Agosto de 1.952, de madre enfermera y padre diplomático pasó los primeros nueve años de su vida viajando alrededor del mundo, lo cual le dotó de una visión totalmente distinta con respecto a sus coetáneos de lo que acontecía a su alrededor y que le hizo convertirse en Joe Strummer. Una infancia llena de problemas, con constantes cambios de residencia y en dónde su papel se ceñía simplemente a servir el té a los importantes invitados de su padre a casa. Pero a la temprana edad de 10 años, la vida iba a enseñar a ese niño que era el momento de enfrentarse al mundo a pecho descubierto, fue cuando sus padres decidieron mandarlo a un internado en el que tuvo que vivir el suicidio de su hermano, un año mayor que él. Entonces se empezó a gestar la personalidad del pequeño Jhon, y decidió que antes de ser atacado, atacaría él. Además es aquí dónde descubre el excitante sonido del rock, ya que junto a su pandilla escuchaban en la radio las canciones de The Beatles o The Rolling Stones. Al acabar el colegio, comenzó sus estudios en la Escuela de Arte de Londres con la idea de poder convertirse en caricaturista. Durante este tiempo su piso, compartido con Tymon Dogg, se convirtió en el centro de reunión de una juventud desencantada y con ganas de dar rienda suelta a la creatividad. Pero en 1.973 decide trasladarse a Newport, Escocia, para seguir con sus estudios de arte. A pesar de que no consiguió acabarlos fue aquí dónde tuvo su primer brote musiquiátrico, ya que formó junto con unos compañeros la banda The Vultures. Aunque no duraron mucho tiempo esto sirvió para que Jhon Graham Mellor decidiera que se quería convertir en Joe Strummer. De vuelta a Londres el reencuentro con su antiguo compañero de piso le dió la idea de juntar a unos cuantos músicos callejeros que conocían para formar un grupo. Al principio todo comenzó como un entretenimiento de hippies que tocaban para divertirse y entretener a la comunidad. Pero se convirtió en algo más serio y tras varios cambios de formación con idas y venidas de amigos, gestaron 101’ers (dirección de la casa okupada en la que todos vivían: Walterton Road, 101). Sus primeras actuaciones se basaban en versiones de míticas canciones del blues. Es aquí dónde recibe el apelativo de Strummer (que significa rasgueo en inglés), como algo irónico sobre su forma de tocar la guitarra, y compuso su primera canción, Keys to your heart,...

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