Clann Zú, Art Rock desde Melbourne | Historia de la banda y legado musiquiátrico

En la ciudad australiana de Melbourne, en el año 1999, seis musicópatas decidieron poner en común sus brotes sonoros para crear Clann Zú. Sus nombres: Benjamín Andrews (guitarra), Russell Fawcus (violín eléctrico y teclados), Liam Andrews (bajo), Ben Hellmig (Batería), Declan de Barra (voz, guitarra y bodhran) y Lach Wooden (técnico de sonido). Como resultado surgió una de las patologías musiquiátricas más afásicas de principios del siglo XXI. Lamentablemente, en 2005 decidieron dispersarse y seguir por separado, pues es difícil confluir cuando unos proceden de Australia, y otros de Irlanda e Inglaterra. Sin embargo, durante los seis años que permanecieron unidos gestaron alucinaciones dignas de ser tratadas en el Musiquiátrico. Y es que en la última década del siglo XX brotaron grandes musicópatas de magnitud a lo largo de todo el globo terráqueo. Con un estilo difícil de etiquetar, los análisis musiquiátricos han concluido en definirlo como Art Rock, ya que fusionan rock, punk, jazz, clásica, incluso el folk. Pensar que todos estos géneros pueden confluir en estructuras, sonidos y ritmos parecía algo imposible antes de Clann Zú. Además, emplean el bilingüismo en sus letras cargadas de mensaje político y social, utilizando tanto el inglés como el gaélico. Aspecto que remarca la incorporación del bodhrán, un instrumento irlandés que se asemeja a un tambor con marco, hecho originariamente de piel de cabra, y cuyo final abierto sirve para colocar una mano y controlar el tono y el timbre. Los mejores brotes que ofreció Clann Zú fueron ‘Rua’, en el año 2003, y ‘Black Coats & Bandages’, en el año 2004, ambos editados a través de la discográfica G7 Wellcoming Committee Records. Un sello independiente creado por Chris Hannah y Jordan Samoleski en el año 1997. Aun así, con anterioridad, habían manifestado pequeños brotes como ‘Red-Emitting Light Organ’ en 2003, ‘Demos For Black Coats & Bandages’ en el 2002 y ‘Clann Zú’ en 2000. Todos ellos realizados de manera independiente y ambivalente. Por eso, cuando la sincronía afectiva y sonora dejó de existir entre ellos, cada musicópata siguió su camino. La alucinación auditiva en sus creaciones musicales es extremadamente afectiva. Los ambientes y atmósferas que generan confrontan las sensibilidades animales que todo humano lleva innatas. Los ritmos lentos van transformándose paulatinamente hacia cambios donde el tempo se distorsiona y se dilata hasta volver hacia el estado armónico inicial. Los sonidos electrónicos mezclados con violín y las melodías polifónicas y multiculturales, han llevado al Musiquiátrico a revelar que, en pequeñas dosis, Clann Zú puede reducir los niveles de ataxia debido a sus propiedades altruistas y a sus componentes musitónicos y triptofónicos. En caso de intoxicación o duda, consulte a su Musiquiatra...

Leer más
-
-
Ir a la barra de herramientas