¡Qué difícil es ser músico en España!
Es ya habitual que cada vez que te paras a leer o escuchar una entrevista (de cualquier estilo musical, esto es de lo poco que los une) a alguno de los músicos a los que admiras desde hace años, sólo se dedican a decir dos cosas: que el último disco o gira que están presentando es su obra más íntima, madura y personal; y que la crisis les está haciendo casi que perder dinero por deleitarnos con sus maduras canciones. Lo primero, sabemos perfectamente hace tiempo que es una completa mentira. Claro, no vas a decir: pues teníamos que grabar un disco para cumplir el contrato con la discográfica y ha salido esto (pocos casos se han visto); o me apetecía hacer un disco infantil, algo divertido. Así que tratándose de esta obviedad, vamos a centrarnos en el segundo caso. Cualquier persona que esté un poco interesado en la música sabe que los grupos o artistas de verdad, no salen de la nada. Por supuesto dejamos fuera los productos comerciales creados con la única intención de atraer a adolescentes locas. Hablo de la música con mayúsculas. Esa que queda eterna para la historia. La que marca la vida de millones de personas. Hasta que tú consigues saber de ellos, esa banda o artista ha tenido que patear decenas o cientos de escenarios en garitos lúgubres, sin gente, maltratados, poniendo su equipo, su dinero, dando la cara por otros que no la dan ni por ellos mismos, haciendo kilómetros por carreteras dejadas de la mano de Satán, poniendo buenas caras a dueños de bares y miles de malos tragos más. De esto es de lo que parece haberse olvidado esa élite establecida, acomodada. Los mismos que durante años se jactaron de llenar estadios o hacer giras por el extranjero, ahora acuden al modelo de financiación de crowfunding para apostar al caballo ganador. Los mismos que nos daban charlas de cómo hay que trabajar duro para llegar donde están son los que ahora lloran porque para poder sacar su disco más personal, tienen que arriesgarse a sacarlo al mercado y que nadie se lo compre. Esos son los que no se acuerdan de lo que era viajar seis personas en una furgoneta, con todo el equipo, dejándose la salud y el dinero. Porque tras hacer más de 800 kilómetros, lo que te dan son 80 euros (que no llegan ni para el combustible) y unos litros de cerveza. Los que no se arriesgan a dar un concierto y que aparezcan 12 personas, porque ya existe la venta anticipada y si no va bien, ¡oh que suerte!, tienen la capacidad de suspenderlo....