Miles Davis y el Bebop
Entramos en el olimpo de la musica para hablar de uno de nuestros superhéroes, Miles Dewey Davis III (1926-1991). Comenzó a estudiar trompeta a los 13 años y no tardó en convertirse en todo un yonki de este oficio que asiduamente merodeaba las «jams» de su ciudad natal St Louis, donde, por cosas del destino, la banda de Billy Eckstine con Dizzy Gillespie y Charlie Parker «Bird» le dio la oportunidad de sustituir a unos de los trompetistas de la banda. Esta experiencia parece ser que transtornó al joven Miles que decidió marchar a New York en busca de sus héroes. Allí se zambulló de lleno en el ambiente donde se estaba gestando el lenguaje del jazz moderno, el club Minton´s de Harlem y los clubes de la calle 52. Entabló relaciones, además de con sus idolatrados Bird y Dizzy, con Thelonius Monk, Bud Powell o Charlie Christian. Y así, se hizo un hombre hecho y derecho viviendo, respirando y hasta soñando en uno de los ambientes más creativos del siglo xx junto a Max Roach, J.J. Johnson, Fats Navarro, Tadd Dameron, Milt Jackson, Dexter Gordon, Sonny Rollins o John Coltrane. Y con sólo 18 añitos, ahí estaba el tío, trabajando con músicos de la talla de Coleman Hawkins y sobre todo para el gran arquitecto del Bebop Charlie Parker, para el cual compuso temas como “Now´s the Time” o el celebérrimo «Donna Lee» aunque éste último quedó registrado finalmente a nombre de Bird. Elwood Buchanan le recomendó que tocara sin vibrato, este consejo y la temprana influencia de Freddie Webster, sirvieron a Davis para desarrollar su característico e inconfundible sonido. Siempre en búsqueda de su propia voz, incluso en la época del trepidante bop, Miles tocó más lento, menos notas, y evolucionó hacia un sonido que pronto ya no parecería el de una trompeta. “Lo más difícil para un músico es sonar a uno mismo” – Miles...