Aquella extraña fruta que cuelga de los árboles: Billie Holiday y Strange Fruits
Árboles sureños cargan extraños frutos, Sangre en las hojas, y sangre en la raíz, Cuerpos negros se balancean a la brisa sureña Extraños frutos penden de los tuliperos. … Así comienza el mayor alegato de la historia en contra de los linchamientos de afroamericanos en los 40 del pasado siglo. La letra, el poema «Bitter fruits» escrito por el profesor judío Abel Meeropol, (publicado bajo el seudónimo de Lewis Allen en 1937) se convirtió en un éxito al ser grabada por Billie Holiday en 1939, y pronto se mitificó como el lema contra el racismo y a favor de la igualdad de los derechos civiles en Estados Unidos. Holiday, que ya era considerada como una de las mejores voces del jazz, se convirtió así también en la imagen y la voz de la lucha por la igualdad y en contra de la segregación racial. Y «Strange Fruits«, junto con la imagen triste y amarga de Holiday, se convirtieron en emblemas del movimiento negro que se estaba fraguando, y que surgiría con bravura a mediados de la década de los 50. Más tarde, en el año 1965, en plena lucha por los derechos civiles y con el movimiento negro con más fuerza que nunca, otra gran dama del jazz, Nina Simone, recolecta de nuevo esa extraña fruta madura que cuelga de los árboles. Por esos años, Malcom X acababa de morir y Martin Luther King iba a ser condecorado con el Premio Nobel de la Paz, tres años antes de ser asesinado en Memphis. Strange Fruits Árboles sureños cargan extraños frutos, Sangre en las hojas, y sangre en la raíz, Cuerpos negros se balancean a la brisa sureña Extraños frutos penden de los tuliperos. Escena pastoral del galante sur, Los ojos saltones y la boca retorcida, Perfume de magnolias, dulce y fresco, Y el repentino olor de carne quemada. Aquí está el fruto (que alardea coraje) para que arranquen los cuervos, Para que la lluvia tome, para que el viento chupe, Para que el sol descomponga, para que los árboles suelten, Esta es una extraña y amarga cosecha....