Silla eléctrica | Punk suicida desde Madrid, con poco amor
Mario: “Casi todos tenemos motivos para estar mosqueados y llevamos mala baba dentro. Eso sí, somos encantadores.” Lo más probable es que esas benditas lenguas viperinas, que producen las más deleitosas náuseas de odio social y político entre todos los oyentes, los encaminen hacia la silla eléctrica. Cualquier gobierno los condenaría de crimental: el excelso gobierno americano, el español o el vietnamita, la bandera da igual. La cuestión es que lo están pidiendo a gritos. Arrojamos en este dossier psiquiátrico la hipótesis de que su patrón se debe a un incontrolable instinto suicida. El trío cavernícola llamado Silla Eléctrica nos brinda un ruido de guitarrazos simples y batería a piñón, haciendo saltar las telarañas de esta humilde consulta. ¿Punks? Raquel Sanz, actual batería, afirma: «No tenemos ni idea de tocar, no ensayamos mucho, no contamos con medios, nos edita los discos un sello diminuto y tocamos en sitios infectos. Así que, sí, definitivamente somos punks«. La realidad es que forman parte de una hornada de grupos de chicas que ejecutan punk con influencia ochentera, la mayoría de los cuales se puede rastrear en Madrid. Vendría a ser la facción femenina de la mongolidad musical, que no lírica. Amateur pride, con un contraplus de virtuosismo, ahora con un 520% más de visceralidad antiacadémica. Su desencanto vital, afincado en la miseria de la gran capital, los obliga a señalar en sus letras la inoperancia de los gobiernos, y otras tóxicas fruslerías mundanas. Dicho odio estaba ya escupido -que no esculpido- en sus primeros Ep’s, prácticamente simultáneos, Hundir y Cloaca (ambos fechados en 2008); simultaneidad que iba pareja con la circunstancia de que ambos cortos se vomitaron en la misma sesión de grabación. Una rabia, que no letanía, que se manifestó tanto con Servando Rocha (procedente de Muletrain) a la batería, como con su correlativa Raquel Sanz. Para más referencias, se recomienda la escucha de sus cortos Tensión (2009) y No controlo (2010), así como a su primer Lp Ritmo Suicida (2011). Su sonido es un homicidio en potencia. Trallazos medio tiempo que han ido mejorando con el tiempo, como el vino. Bueno, mejorar es un decir para todas aquellas que gustamos del sonido compacto, con migajas de chatarra intrínseca, ahora mejor mezclado y con las voces realzadas. Su costumbre versa en el formato de temas rápidos que pasan en un suspiro de velocidad, pasión y adrenalina. Sus componentes han dejado su huella en Muletrain, Las señoras, Aerobitch y Rhino Wrestlers. Puede provocar indigestión. Han intentado provocar alergias y urticarias con su música, pero por el momento no les sale otra cosa que no sea acidez social. Es lo que tiene recordar...