Diseñar es componer
Jun06

Diseñar es componer

Pueden parecer extravagantes ejercicios de sinestesia o alardes de subjetividad, ¿pero qué son las notaciones musicales convencionales en la actualidad sino garabatos con el mismo fin más convencionalizados? A continuación algunos ejemplos de artistas que han representado la música gráficamente de forma peculiar: Pieza musical de Heinrich-Siegfried Bormann interpretada por Wassily Kandinsky a partir de formas geométricas y colores (1930). Artikulation (1958). Diseño-composición de Rainer Wehinger y György Ligeti, obra gráfica creada a partir de la obra de Ligeti y que sirve para acompañar esta peculiar música electroacústica. Musica Viva. Diseño de Josef Müller-Brockmann (1958), la tensión visual y el poder de la comunicación con la sutilidad de la sencillez. Four Visions. Ilustraciones de de Robert Moran (1963). Agglomeration de Anestis Logothetis (1960). Rara: romanor (1969)de Sylvano Bussotti, basada en la obra de Alfred de Musset del mismo nombre escrita en 1834. Aronada de Josep Maria Mestres Quadreny (1971). Catalán que ya en los años cincuenta empieza a introducir la música aleatoria y las creaciones musicales compuestas con ordenador. Molly’s Soliloquy for performer with clarinet y Music For (1827)g 7 (a symphony) de Glenn R. Sogge con alta carga de protagonismo a la tipografía (1971). Algunos programas informáticos para jugar con estos conceptos, aunque recomiendo mejor un tema de Erik Satie bien alto y papel, lápices, ceras, rotuladores, etc. HighC Hyperscore Al igual que el lenguaje escrito, las notaciones musicales han cambiado con el tiempo y la cultura, aquí algunos ejemplos de interesantes notaciones del pasado. Giappone, notación de la música koto, compuesta por Miji Shinshi, Japón (1811). Salmo 152 en notación mensural, tenor y bajo, Francia (1700). Libro de cantos de la liturgia del Sama-veda, India (1583). Notación antifonal de Praga, República Checa (1572). Notación de música china Gongchi de 1417. Del canto Yang tibetano, 19 d. C. Notación de tablatura neuma para laúd soprano de 4 cuerdas que servía de  acompañamiento a la narración oral, de Mongolia, 19 d. C. Referencias: http://www.schoyencollection.com/music3.html...

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Locos por la Música – El Musiquiátrico
May29

Locos por la Música – El Musiquiátrico

Musicópatas hay en todas partes, y el cine se ha encargado de mostrarnos a muchos de ellos. De ahí surge esta pequeña compilación animada basada en la anterior campaña gráfica: «Pacientes de Cine», que en la misma línea está dedicada a este rincón acolchado para melómanos y cinéfilos. Pacientes de Cine:   Aquí os dejamos el enlace a la publicación...

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Un Pontiac Firebird y Fernando Pessoa
May16

Un Pontiac Firebird y Fernando Pessoa

The Legendary Marvin Pontiac – Greatest Hits    Si te desconcentras escuchándolo cierra el navegador, apaga el equipo, fúmate un pitillo en la ventana y tírate por ella. Marvin Pontiac, un nombre trueno, un tipo mágico, un adelantado a su tiempo de la mano de Marty McFly nacido en los años 30. Raptado a los dos años por su padre malí tras el ingreso de su madre en un hospicio y llevado al país africano hasta los 15 años, plagiado para el himno Nigeriano, censurado por “Soy un perro, apesto cuando me mojo” en el 52, musa indiscutible de Jackson Pollock y culpable de su suicidio, abducido por extraterrestres, fugado de un centro psiquiátrico y atropellado letalmente por un ómnibus. “En mis años de formación, no hubo influencia mayor que la que produjeron en mí las canciones de Marvin”, declaró Flea de los Chilli Peppers; “Pontiac es tan inconteniblemente adelantado a su época que sus canciones parecen compuestas ayer”, dijo David Bowie; “Todas las innovaciones posibles en la música están ahí”, dijo Beck; “Una Revelación, con mayúscula”, dijo Leonard Cohen; “Guaaah!”, dijo Iggy Pop; “Mi guardaespaldas no escucha otra cosa”, dijo Michael Stipe de R.E.M. Esta es la fugaz figura de Marvin, un personaje siempre movido, desenfocado. Nos llega poca información del envoltorio de este espécimen, es posible que le dé igual lo guapo que lo consideremos. Lo cierto es que bajo ese manto de piel incolora existe un tipo transparente y real. Proyecta en su música un tiempo cautivador, un bucle emocional de éxtasis catártico, una melodía que bien pueden acompañar una escapada, de esas para dejarlo todo atrás y nacer de nuevo, un instante que se alarga como un viaje de ácido en que sabes que a partir de aquí las cosas serán diferentes y todas tus pulsiones rechazan mirar atrás. Preferiblemente el viaje será en un Pontiac Firebird de los 70’, las vistas en la huida son pintorescas, es la puesta del sol y el naranja intenso, el paisaje que se torna es seco aunque no es el desierto común, más bien tira a sabana sudanesa. Una tipología de instantes que se suelen olvidar con demasiada facilidad, momentos lúcidos que caen en la farsa de los recuerdos por su magnitud poco cotidiana, por la patología de la normalidad y sus conservatorios castrantes, pero claro tanta palabreja suena a una gran mentira, y así es. Nada se sabe de cómo el sonido del disco es tan limpio sabiendo los medios de la época, tampoco cómo unos músicos con tanta diferencia generacional fueron capaces de abarcar el proyecto: John Medeski, Marc Ribot, Michael Blake, Art Baron, Tony Scherr, Jamie Scott...

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