Si necesitas meter tu cabeza en un amplificador… escucha Muletrain
Ene29

Si necesitas meter tu cabeza en un amplificador… escucha Muletrain

“Somos la suma de muchas cosas distintas pero que pueden convivir en equilibrio por muy difícil que parezca: punk, amor por el conspiracionismo, hardcore, mucho humor, tendencia a extremar las cosas y el mensaje, inmediatez, sencillez, combinación entre técnica y rudeza. No hemos inventado, lógicamente, nada, ni pretendemos eso, pero somos conscientes de que nuestro sonido es inusual, a muchos les sorprende y creo que es algo que juega a nuestro favor, por encima del conocido sectarismo de ciertas personas y escenas”, afirma Servan. De las cenizas de las putas voladoras, véase Aerobitch, y de otros sujetos altamente peligrosos procedentes del magma madrileño nació en 2003 el cuarteto demencial bautizado como Muletrain. Pudiera parecer por su sonido es el diabólico fruto de una experimentación musical destructora, creada entre los microscopios y probetas de un laboratorio, recibiendo la nomenclatura de un tren de mulas, procedente del excelso tema country de título homónimo. El resultado no puede estar más alejado del sonido tejano profundo, considerando que nos encontramos ante una potente mezcla personalizada de hardcore destructor de tímpanos. Para más inri, su lírica versa sobre el odio hacia el sistema y hacia la sociedad de control total sobre el individuo. Un hecho más que evidente si consideramos las fuentes de las que beben sus componentes: Poison Idea, Zeke, Turbonegro, Black Flag, MC5, Stooges, bandas de punk y hardcore de los 70 y 80, a las que hay que sumar Motörhead, así como otras trazas de metal variado. Su primer disco grande Demolition Preachin’, dedicado a los fallecidos Johnny Cash y Joe Strummer, ofrecía una formación cohesionada que explicitaba sus intenciones con la inmediatez y la contundencia propias de una amalgama de sonidos crudos y directos. De esto en adelante ofrecieron varios eps como The Worst is yet to come (2006), The Ansar (2007) y Rocks (2007), magníficos todos aún cuando hagan referencia al indeseable bigotudo Josemari, que gobernara esa España tan cercana. En 2009 lanzan su último largo, Crashbeat, que a su vez es su trabajo más largo en duración. Osadamente enriquecieron su particular mezcla base con nuevos matices extraídos del rollito surfero. Debemos anotar en el informe que, con la distribución del mismo se incluía el documental Dios salve al rock de estadio (David Álvarez e Ivar Muñoz-Rojas), dedicado a la minigira europea de Muletrain, fechada entre septiembre y octubre de 2006. Un perfecto ensayo del concepto gira de corte underground, nada más alejado del concepto rockstar al que la MTV nos tiene acostumbradas: hostales de mala muerte, sofás prestados, bocadillos a pie de carretera y mucha -mucha- furgoneta. El 7 de diciembre de 2009 anunciaban: «Hasta aquí llegó la...

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MC5: "SEXO. PEYOTE. FOLLAR EN LAS CALLES" (Motor City is burning)

«Se atacaron algunos centros religiosos, se propuso liberar a los animales del zoológico y a los presos de una cárcel cercana, a los locos de un reputado centro psiquiátrico. Se pintaba en las paredes Burguesía al gulag. Se repetía Sexo. Peyote. Follar en las calles.» MC5 han sido históricamente considerados por buena parte de la crítica especializada como los inventores -si existe alguno, si ello puede ser sujeto de algún tipo de diagnóstico- de las dos ramas fundamentales en las que el rock and roll se bifurcará a lo largo de la segunda mitad del siglo XX: el punk y el heavy metal (de otras sucedáneas porquerías ni siquiera hablaremos aquí)   En fecha tan temprana como 1968, ni cortos ni perezosos, decidieron grabar en directo lo que será su primer disco. Este sudado live se abre con un emotivo y medio mesiánico discurso del cantante Rob Tyner, que parece trascender así a la fiesta del rock y que hace que más de uno, más de cuarenta años después de que esas palabras fueran pronunciadas, aún se estremezca y añore lo que pudo haber sido y evidentemente no fue.   Es posible que este directo sea más conocido por el grito «Kick out the jams, motherfuckers!!!«, que expele Tyner justo antes de que los 5 de Detroit se metan en faena. Lo que no tardamos en comprobar es que el disco es una atronadora muralla sónica, una caldera o una locomotora a punto de estallar. Cinco micrófonos que no se callan ni debajo del agua van a achicharrarte el cerebro. Rock que vive en la raja de la Historia, justamente entre el antes y el después. Ultra lobotomía rockera. Bienvenidos al Musiquiátrico. En todos sus directos, los MC5 no tardaron en hacerse los mejores representantes en el mundo rockero de la deconstrucción a lo Jacques Derrida: temas reinventados, alargados anticomercialmente más allá del minuto ocho, infiernos sónicos que conviven aún con cierta inocencia hippie -recordemos que estamos en 1968, recordemos que el Mayo Francés aún no ha sido derrotado-, adrenalina a tope, ilusión desbordante y hasta fe. Sí. Hasta fe. Debía subir hasta el techo de aquel garito un sahumerio de humos y sudores varios que luego caería hecho ya gotas frías. El siguiente disco, «Back in the USA» (1970), fue grabado -ésta vez sí- en riguroso estudio, y la verdad es que el acabado resulta quizá demasiado limpio. El LP se abre con una cover que le hacen al pequeño Ricardito, el archiconocido tema «Tutti frutti». También cuenta con el corte «The american ruse», que disfrutó de cierta polémica por sus connotaciones soviéticas, levísimas por otro lado. Crítica y...

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