Pappo Napolitano, icono y mártir del blues en Argentina
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Pappo Napolitano, icono y mártir del blues en Argentina

Corría el 25 de Febrero de 2005 cuando dos motos, en las que viajaban padre e hijo, se rozaron haciendo que el primero cayera al suelo. Un coche que circulaba en sentido contrario arrolló primero a la moto y luego a su ocupante. Al descender del vehículo, su piloto comprobó que había terminado involuntariamente con la vida de su ídolo, el bluesman Pappo Napolitano. Nacido en 1950, Pappo no hubiera desentonado en absoluto en una de las celdas de El Musiquiátrico. Absorbiendo la tradición cultural yanki presente en Argentina, y no sin empeño, consiguió consolidar el blues del cono sur, mostrando una compulsiva adicción a este género de penas tamizadas con alcohol, de noches sin fin, de canalleo y reivindicación a través de los lastimeros arranques de una guitarra. Con diecisiete añitos, el personaje cuyo estudio nos ocupa se enroló en Los Abuelos de la Nada, comandados por Miguel Abuelo para, con su guitarra, dar otros bríos –y caña, evidentemente- al grupo en el que después militaría Andrés Calamaro. Y de una banda histórica a otra, Los Gatos de Lito Nebbia, con los que firmó dos discos. Pero el singular y melenudo guitarrista veía que sus aspiraciones no iban por esas veredas musicopáticas, por lo que en busca de otras formó a comienzos de los setenta Pappo’s Blues, banda con la que empezó a grabar su nombre en la memoria colectiva y por la que pasaron músicos como David Lebón, Alejandro Medina o Black Amaya. Inquieto, aunque también afectado por la dificultad de consolidar una banda estable, en los ochenta Pappo fundó Riff, con una idea similar a la de Pappo’s Blues pero con aproximaciones a otras músicas virales como el hard rock. Años de gloria y giras sin fin por su país y también por los EEUU, coincidiendo, y tocando, con musicópatas del calibre de B. B. King, Robert Plant, Mick Taylor o Edgar Winter. Tras su experiencia con los Widowmakers, formación en la que militaban diversos músicos estadounidenses, los noventa fueron años en los que se alternaron los conciertos de Pappo en solitario con el retorno de Pappo’s Blues, como aquel en el que, rodeado de colaboradores, permaneció tocando por espacio de diez horas en el Estadio Obras. Y tampoco pasaba nada si no era su día o el melocotón no le permitía seguir en mitad de un punteo: aunque quizás fuera el más grande, Frank Zappa no fue el único que ejercía tanto de guitarrista como de showman. Por otra parte, hasta su fallecimiento, tan digno de un rockstar como triste, Pappo no escatimó en colaboraciones como padre del hard rock y el blues con una...

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La alianza entre Dredg y Dan the Automator divide opiniones tras la publicación de 'Chuckles and Mr. Squeezy'

El pasado 3 de Mayo de 2011, Dredg publicó su quinto largo de estudio titulado «Chuckles and Mr. Squeezy». La espectación de los musiquiatras por la nueva obra de los californianos había ido en aumento en los últimos años. La trayectoría musical y discográfica de estos musicópatas procedentes de ‘Los Gatos’ venía describiendo una parábola perfecta, tanto en su contenido melódico como en su propuesta ambiental. Y como en toda parábola, existe un punto de inflexión, en el cual la dinámica de un grupo comienza a divergir. Cuando en 1999 lanzaron su primer álbum, «Leitmotif», sorprendieron con un rock pregresivo y conceptual. Los sonidos distorsionados y los cambios melódicos a contratiempo que proponían Gavin Hayes (voz y guitarra), Drew Roulette (bajo, sintetizador y creador plástico), Mark Engles (guitarra y coros) y Dino Campanella (batería, órgano y piano) hicieron que adquirieran un lugar en los análisis musiquiátricos contemporáneos. Además, la propuesta de dotar de sentido al discurso musical, con una historia sobre un hombre que viaja por el mundo en busca de sanar su enfermedad moral es digno de musiquiatras. Lástima que al final el cortometraje pensado para esta historia no pudiera realizarse por la defunción del actor principal. Anteriormente, en 1996 y 1997, habían publicado también, de forma independiente, dos Eps, «Conscious» y «Orph». Pero no será hasta el año 2002 cuando alcancen popularidad esquizoide y méritos musicóticos suficientes. Ésto fue con su disco «El Cielo». Un largo y sublime brote sonoro que dejó en evidencia la magnitud ascendente de sus expediciones mentales adquiridas tras su contrato con Interscope Records, conseguido a través de la distribución independiente de Industry Demo (promo que grabaron en 2001 para buscar mecenas) y con quienes re-editaron «Leitmotif» en el mismo año. «El Cielo» es, nuevamente, una propuesta conceptual. Pero esta vez girando entorno a la parálisis del sueño y la obra de Salvador Dalí titulada ‘Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar’. Su concepción en una reclusión colectiva y voluntaria en el desierto de Palm Desert hizo que los tres productores Ron Saint Germain, Jim Scott y Tim Palmer incluyeran diversidad optando por la participación de Zack Hexum (saxo) y Greg Ellis (percusión), y así dar forma a un álbum de 16 pistas y 57 minutos con 7 segundos. Musiquiatricamente hablando, es una obra majestuosa de armonía, virtuosismo y experimentación sonora que eleva el alma hasta el sueño más fabuloso. A pesar de la gira y los viajes, Dredg continuó escribiendo y preparando el material para su siguiente creación musical. Por ello, en el año 2005, «Catch without Arms» emana sorprendiendo y arrasando...

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