Las Musicopatías Callejeras de Zaz, Beirut y autónomos anónimos

En esta ocasión el Musiquiátrico se ha introducido en la realidad binaria en busca de epidemias sonoras y musicopatías callejeras. Desde tiempos inmemorables, los espacios públicos, las calles, las plazas de ciudades, incluso en las comunidades rurales, estos escenarios han servido como lugar de expansión y difusión de diversas patologías sonoras. Antaño, fueron Juglares y Trovadores quienes narraban musicalmente en verso hechos, historias y mitos. Hoy, son distintos musicópatas los que siguen utilizando la calle para contagiar y divulgar sus brotes musicóticos, ya sea por obligación o por preferencia. En primer lugar, hablar de una musicópata anónima, pues no existe información del referente. Su relevancia, subyace en la peculiaridad de la técnica empleada para tocar la guitarra. Es como si hubiera adaptado la sonoridad del instrumento a su música tradicional. La manera que tiene de manipular el mástil y los sonidos que obtiene con sus movimientos rotatorios y percutores sobre los trastes, han llevado al Musiquiátrico a diagnosticar estas características como posibles pródromos de  un nistagmo severo, que en altas dosis puede emocionar positivamente ocasionando una eminente sonrisa continuada.   También, existen grandes epidemias sonoras callejeras producidas por musicópatas de renombre internacional, como es el caso de los Estadounidenses Beirut. Una banda liderada por Zach Condon que fusiona música folk del este europeo y mexicana, con pop occidental. Compuesta formalmente por Perrin Cloutier (cello/acordeón), Jason Poranski (guitarra/ukelele/mandolina), Nick Petree (batería/percusión), Kristin Farebee (violín), Paul Colins (órgano/teclados/tambor/ukelele), Jon Natchez (saxo/mandolina/glockenspiel), Kelly Pratt (trompeta/bombardino/glockenspiel) y Zach Condon (voz/trompeta/guitarra), Beirut ha conseguido sorprender a los musiquiatras una vez concluidos los análisis factoriales sonoros, por su alto grado de fusión y creatividad. La utilización de los espacios y elementos urbanos para propagar y contagiar la agitación psicomusical recogida en sus tres discos: “Gulag Orkestar” (2006), “The Flying Club Cup” (2007) y “The Rip Tide» (2011) han convertido a Beirut en un estresante psicosocial sonoro propicio para ser recomendado por el Musiquiátrico en dosis prolongadas como paliativo de ecopraxia eventual. Un caso muy parecido al anterior, es el que ocurre con Zaz, nombre artístico de la francesa Isabelle Geffroy. Esta musicópata ha sabido fusionar como nadie la música francesa, el jazz, el soul y la música acústica, alcanzando niveles de experimentación sonora dignos de ser diagnosticados por el Musiquiátrico. A pesar de debutar en 2010, con su álbum homónimo “Zaz”, la carrera musiquiátrica de Isabelle comenzó hace mucho tiempo, cuando en 1985, con tan sólo 5 años, ingresó en el conservatorio de Tours, su ciudad natal, donde estudió solfeo, violín, piano, canto coral y guitarra. En el año 2000, tras mudarse a Burdeos en 1994, consiguió una beca local para estudiar en el Centro ...

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COG ingresa en El Musiquiátrico: Hipervitaminosis Sonora Made in Australia

En el Musiquiátrico nos interesamos siempre por los brotes musicóticos más peculiares. En esta ocasión, nos ha llamado la atención el producido por COG, un claro ejemplo de hipervitaminosis sonora compleja. Su nombre significa literalmente ‘diente de rueda’, haciendo referencia a los dientes introducidos en la rueda para poder componer sistemas de engranaje complejos que propician movimientos mecánicos a través de la combinación y rotación entre varias ruedas dentadas. De esta manera, como si de un sutil mecanismo se tratara, COG trasmite su adrenalina al consciente humano de forma progresiva, utilizando no sólo sus melodías y ritmos, sino también, sus letras cargadas de contenido social, político y filosófico. Procedentes de Bondi, Sidney, Australia, este trío de musicópatas ha establecido la nueva normalidad del rock progresivo australiano. Caracterizados por su independencia creativa, Flynn Gower (voz y guitarra), Lucius Borich (batería) y Luke Gower (bajo) han alcanzado reconocimiento en los análisis musiquiátricos por su constancia y autosuficiencia, ya que vienen gestando su actividad sonostática desde la escuela secundaria en la década de los ’80. A comienzos de los noventa, una vez terminado el proceso educativo obligatorio, Lucius forma ‘The Juice’ y Flynn , ‘The Hanging Tree’. En 1995, tras la publicación de su primer álbum, Lucius deja ‘The Juice’ y se suma al proyecto de Flynn cuyos brotes de histeria musical atravesaban una etapa de heavy groove, con ritmos pesados, saturados y estridentes. A pesar de ser reconocidos en el circuito de musicópatas de Sidney con tan sólo un disco, la simbiosis entre ambos no cuaja, y Lucius y Flynn deciden darse un respiro en el año 1996. Así, Lucius, hijo del famoso guitarrista de blues Levin Borich, decide cambiar de aires y se marcha a USA para continuar con sus estudios de percusión y seguir trabajando para crecer tanto a nivel profesional como personal. Mientras, Flynn, permanece a la espera de noticias desde el otro lado del Pacífico que abran nuevas  posibilidades. En 1998, después de dos años trabajando en la distancia, la vida de ambos da un giro inesperado. En un principio, Flynn, iba a mudarse a EE.UU., para estar más cerca de Lucius. Incluso, llegó a empeñar su equipo con el objetivo de conseguir dinero, lo más rápido posible, para el pasaje de avión y el visado. A pocos días de partir, Flynn recibió la visita de Lucius. Las cosas no le iban bien y había decidido volver a Australia. Con el material grabado y acumulado durante ese periodo, sólo era cuestión de tiempo que, toda aquella amalgama sonora, germinara cual neurosis mental. La aceptación de sus limitaciones les llevó un largo tiempo, durante el cual, la búsqueda...

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La alianza entre Dredg y Dan the Automator divide opiniones tras la publicación de 'Chuckles and Mr. Squeezy'

El pasado 3 de Mayo de 2011, Dredg publicó su quinto largo de estudio titulado «Chuckles and Mr. Squeezy». La espectación de los musiquiatras por la nueva obra de los californianos había ido en aumento en los últimos años. La trayectoría musical y discográfica de estos musicópatas procedentes de ‘Los Gatos’ venía describiendo una parábola perfecta, tanto en su contenido melódico como en su propuesta ambiental. Y como en toda parábola, existe un punto de inflexión, en el cual la dinámica de un grupo comienza a divergir. Cuando en 1999 lanzaron su primer álbum, «Leitmotif», sorprendieron con un rock pregresivo y conceptual. Los sonidos distorsionados y los cambios melódicos a contratiempo que proponían Gavin Hayes (voz y guitarra), Drew Roulette (bajo, sintetizador y creador plástico), Mark Engles (guitarra y coros) y Dino Campanella (batería, órgano y piano) hicieron que adquirieran un lugar en los análisis musiquiátricos contemporáneos. Además, la propuesta de dotar de sentido al discurso musical, con una historia sobre un hombre que viaja por el mundo en busca de sanar su enfermedad moral es digno de musiquiatras. Lástima que al final el cortometraje pensado para esta historia no pudiera realizarse por la defunción del actor principal. Anteriormente, en 1996 y 1997, habían publicado también, de forma independiente, dos Eps, «Conscious» y «Orph». Pero no será hasta el año 2002 cuando alcancen popularidad esquizoide y méritos musicóticos suficientes. Ésto fue con su disco «El Cielo». Un largo y sublime brote sonoro que dejó en evidencia la magnitud ascendente de sus expediciones mentales adquiridas tras su contrato con Interscope Records, conseguido a través de la distribución independiente de Industry Demo (promo que grabaron en 2001 para buscar mecenas) y con quienes re-editaron «Leitmotif» en el mismo año. «El Cielo» es, nuevamente, una propuesta conceptual. Pero esta vez girando entorno a la parálisis del sueño y la obra de Salvador Dalí titulada ‘Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar’. Su concepción en una reclusión colectiva y voluntaria en el desierto de Palm Desert hizo que los tres productores Ron Saint Germain, Jim Scott y Tim Palmer incluyeran diversidad optando por la participación de Zack Hexum (saxo) y Greg Ellis (percusión), y así dar forma a un álbum de 16 pistas y 57 minutos con 7 segundos. Musiquiatricamente hablando, es una obra majestuosa de armonía, virtuosismo y experimentación sonora que eleva el alma hasta el sueño más fabuloso. A pesar de la gira y los viajes, Dredg continuó escribiendo y preparando el material para su siguiente creación musical. Por ello, en el año 2005, «Catch without Arms» emana sorprendiendo y arrasando...

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Clann Zú, Art Rock desde Melbourne | Historia de la banda y legado musiquiátrico

En la ciudad australiana de Melbourne, en el año 1999, seis musicópatas decidieron poner en común sus brotes sonoros para crear Clann Zú. Sus nombres: Benjamín Andrews (guitarra), Russell Fawcus (violín eléctrico y teclados), Liam Andrews (bajo), Ben Hellmig (Batería), Declan de Barra (voz, guitarra y bodhran) y Lach Wooden (técnico de sonido). Como resultado surgió una de las patologías musiquiátricas más afásicas de principios del siglo XXI. Lamentablemente, en 2005 decidieron dispersarse y seguir por separado, pues es difícil confluir cuando unos proceden de Australia, y otros de Irlanda e Inglaterra. Sin embargo, durante los seis años que permanecieron unidos gestaron alucinaciones dignas de ser tratadas en el Musiquiátrico. Y es que en la última década del siglo XX brotaron grandes musicópatas de magnitud a lo largo de todo el globo terráqueo. Con un estilo difícil de etiquetar, los análisis musiquiátricos han concluido en definirlo como Art Rock, ya que fusionan rock, punk, jazz, clásica, incluso el folk. Pensar que todos estos géneros pueden confluir en estructuras, sonidos y ritmos parecía algo imposible antes de Clann Zú. Además, emplean el bilingüismo en sus letras cargadas de mensaje político y social, utilizando tanto el inglés como el gaélico. Aspecto que remarca la incorporación del bodhrán, un instrumento irlandés que se asemeja a un tambor con marco, hecho originariamente de piel de cabra, y cuyo final abierto sirve para colocar una mano y controlar el tono y el timbre. Los mejores brotes que ofreció Clann Zú fueron ‘Rua’, en el año 2003, y ‘Black Coats & Bandages’, en el año 2004, ambos editados a través de la discográfica G7 Wellcoming Committee Records. Un sello independiente creado por Chris Hannah y Jordan Samoleski en el año 1997. Aun así, con anterioridad, habían manifestado pequeños brotes como ‘Red-Emitting Light Organ’ en 2003, ‘Demos For Black Coats & Bandages’ en el 2002 y ‘Clann Zú’ en 2000. Todos ellos realizados de manera independiente y ambivalente. Por eso, cuando la sincronía afectiva y sonora dejó de existir entre ellos, cada musicópata siguió su camino. La alucinación auditiva en sus creaciones musicales es extremadamente afectiva. Los ambientes y atmósferas que generan confrontan las sensibilidades animales que todo humano lleva innatas. Los ritmos lentos van transformándose paulatinamente hacia cambios donde el tempo se distorsiona y se dilata hasta volver hacia el estado armónico inicial. Los sonidos electrónicos mezclados con violín y las melodías polifónicas y multiculturales, han llevado al Musiquiátrico a revelar que, en pequeñas dosis, Clann Zú puede reducir los niveles de ataxia debido a sus propiedades altruistas y a sus componentes musitónicos y triptofónicos. En caso de intoxicación o duda, consulte a su Musiquiatra...

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