Entrevista con Gritando en Silencio: Marcos Molina pasa por nuestras consultas

Pasamos consulta a los herederos del trono de Platero y Tú Desde la ciudad de Sevilla y siendo amigos desde que compartían clase en el instituto, llegan hasta nuestra consulta el grupo de rock Gritando en Silencio. Y para poder evaluar el alcance de los síntomas musicópatas que tienen, le hacemos nuestro examen a Marcos. Cantante, guitarrsita y letrista del grupo que está devolviendo al sitio que se merece el rock en castellano. Conciertos, grabaciones perdidas, maldiciones que les persiguen y amistades con gente como Iratxo. – Dr. B. Barbituriko: Tras haber hecho todo el trabajo que supone grabar un disco, y perderlo ¿se vuelve uno un poco loco? ¿os llegasteis a creer Malditos? ¿se puede aprovechar para aprender algo? Pues la verdad es que “de todo un poco”. Empezamos volviéndonos locos literalmente; no sabíamos donde meternos mientras intentábamos asimilar que todo el esfuerzo y el trabajo acababan de irse por un sumidero. Pasado un tiempo del shock es inevitable aprender que como en tantas otras cosas en la vida “estás solo”, que no siempre hay “segundas oportunidades”, que hay trenes que pasan solo una vez y que como dicen los flamencos “voz que sale nunca vuelve”… Y respondiendo a tu otra pregunta; sí, nos hemos sentido malditos. No solo por ese primer disco. En el segundo perdimos las pistas de bajo y hubo que regrabarlas, hace poco casi sale ardiendo la furgoneta… digamos que estamos bastante familiarizados con las leyes de Murphy. Sin embargo he de reconocer que después que todo se complique lo máximo que se podía complicar… siempre se acaba resolviendo todo con final feliz: como en los cuentos. – Dr. B. Barbituriko: ¿Qué os hace tener que gritar en silencio? Pues probablemente el simple hecho de pensar diferente a la norma socialmente impuesta. Cuando nos conocimos siendo adolescentes ya éramos conscientes de que el mundo en el que habíamos nacido no respondía a un modelo lógico en ciertos aspectos que considerábamos vitales, que el patrón social de una vida standar no nos convencía y que siguiendolo nunca seríamos felices. Y no solo eso, crecimos viendo como la gente acepta la norma sin preguntar y sin replantearse nada… creo que existen las personas consecuentes con sus actos y las que son una mera consecuencia de sus actos; nosotros simplemente elegimos bando. – Dr. B. Barbituriko: Auto producción, comercio justo, banca ética, descarga gratuita…parece que si que hay otra forma nueva de hacer las cosas ¿no? La autoproducción es un camino duro, pero es el único camino posible cuando no tienes “padrino” ni conoces a nadie en el mundo de la música. Nos gusta hacer ciertas cosas...

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House of the Rising Sun | La Casa del Sol Naciente en el Musiquiátrico

Hay una casa encima de la colina, en la que todas las mañanas veo el amanecer antes de ir a dormir. Es la Casa del Sol Naciente, allí donde las noches son cálidas y las mañanas frías. Allí donde puedes conseguir todo lo que necesites, mientras te quede dinero en la cartera. En todas las ciudades hay una Casa del Sol Naciente, pero ninguna tan famosa como aquella que existió a finales del S. XIX en Nueva Orleans. Tanto tiempo ha pasado, que ni las gentes más antiguas de Nueva Orleans recuerdan dónde se ubicaba esa casa, pero seguro que casi todos serían capaces de tararearte aquél antiguo blues que hablaba sobre ella. Rising Sun Blues es una pieza incunable, no se sabe quién la escribió, ni cuando, y que fue pasando de generación en generación, de abuelos a nietos, como un extraño refrán con una peculiar moraleja. Las primeras grabaciones del Rising Sun Blues distaban mucho del ritmo y la cadencia de las modernas, pero ya iban alumbrando el camino hacia la Casa del Sol Naciente. El primero que desveló los turbios asuntos que se cocían en aquella casa fue Alger «Texas» Alexander en 1928. Este caballero murió de sífilis, tras haber pasado varios años en prisión por matar a su esposa. Un verdadero musicópata que sólo lograba conciliar el sueño en la Casa del Sol Naciente. Aunque esta versión no se acerca demasiado a la que es conocida por los musicópatas, se presupone como el germen de la versión que años más tarde Clarence Ashley (que narraba que había oído esta cancioncilla a su abuelo) y Gwen Foster, grabaron a ritmo de banjo en 1933. Los años fueron pasando y la Casa del Sol Naciente seguiría abriendo hasta el fin de los días. Y Joan Baez, la preciosa voz de la canción protesta en los años 60, se acercó a esa casa de perversión para conocer los vicios y el pecado. Y Al salir de aquella casa, Joan Baez nos narró con su guitarra y su dulce voz, cómo es la vida de una mujer en la Casa del Sol Naciente. A partir de este momento, las puertas de la Casa del Sol Naciente quedaron abiertas para la eternidad, y fue la antesala del Musiquiátrico, ya que en ella se dieron cita muchos de los grandes musicópatas de hoy en día. Sin ir más lejos, el jovencito y contracultural Bob Dylan, con apenas 20 años de edad, pasaría algún tiempo en «The House of The Rising Sun» antes de grabar su primer disco en 1962. Sin embargo, no es hasta un par de años más tarde cuando...

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