Melt-Banana no canta en el karaoke | Punk Japocore
Oct23

Melt-Banana no canta en el karaoke | Punk Japocore

Hoy atendemos en nuestra consulta a la banda nipona Melt-Banana, portadores de un tipo de noise post-industrial que muchos relacionan con la no wave, con el hardcore o, incluso, con el punk. Expertos epidemiólogos advierten que también puede contener ciertas trazas de rock, trash, pop, música experimental y electrónica. Desde aquí hacemos un llamamiento al gabinete internacional de musicópatas afiliados para que analicen detenidamente sus grabaciones, con el propósito de arrojar un diagnóstico más fiel. La realidad es que han conseguido llamar la atención de sujetos procedentes del entorno punk, cerebros placados en metal y snobs del arte con peinados diversos. Desde 1992 hasta la fecha se han mantenido como una formación estable en todos sus componentes menos en el baterista, puesto que ha ido oscilando y que actualmente se suple con percusionistas profesionales a sueldo que cumplen las arduas labores de estudio o de directo, según convenga. Anotamos en nuestro informe que, debido al volumen chirriante de su ruido, pueden haber desarrollado una especie de sordera -que no afecta a los bateristas- que dificultaría la comunicación con sus semejantes y, por ende, su vida en sociedad. Uno de los elementos más característicos sería la voz de Yasuko, chillona y sorprendente,  pudiendo alcanzar incluso la velocidad de la luz. Considerando su aparente incomprensibilidad lírica anotaremos que a pesar de venir de Japón, cantan en inglés y que podemos diseccionar todas las letras en sus libretos. En un destacado número de casos repiten una palabra o frase durante el minuto-y-medio del tema, probablemente con la intención de entrar en trance, evadiéndose de sus problemáticas conductuales. El siguiente elemento a destacar vendría de la mano del guitarrista Agata, que emplea a menudo pedales de efectos, que incluyen referencias variadas y variopintas, llegando a asemejarse a la labor de un disc-jockey armado con un arsenal de efectos. Para más inri, cierta patología médica le obliga a tocar con una máscara quirúrgica, evitando que sangre por la nariz más de lo necesario. Igualmente ocurre bastante a menudo, aportando un regusto gore a sus intervenciones públicas. Conciertos que, según dicen las lenguas viperinas, son una auténtica descarga de voltios y adrenalina ultracafeinada. En las dos décadas que han estado dando guerra, han lanzado sin piedad 10 trabajos de larga duración y 23 EP. Esta manifiesta hiperactividad probablemente los condujera a la creación de su propia discográfica, A-ZAP, en 1997, con la cual relanzaron la mayor parte de sus trabajos anteriores. Sus primeros álbumes están grabados a una baja calidad y con muchas distorsiones de guitarra, pero con el tiempo nos van ofreciendo un sonido más accesible y de mejor calidad, menos alienante. Si no...

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Javier Corcobado: "agrios besos enfermos de amor" desde su celda acolchada
Jun27

Javier Corcobado: "agrios besos enfermos de amor" desde su celda acolchada

Mediados los ochenta el sujeto Javier Corcobado fue localizado formando parte de grupos post punk altamente arriesgados como 429 Engaños, con el cual alumbra una maqueta realmente precaria, o Mar Otra Vez, formación que bebía claramente de bandas kraut rock como SPK o Einsturzerde Naubatuen y con la cual Corcobado grabó sus primeros LP’s (incluido un split face to face con Aviador Dro), discos que a la larga han devenido en material de culto para freaks en España y en gran parte de América (y muy especialmente en México, donde Corcobado es bastante conocido). Con los posteriores Demonios tus ojos, el duque del ruido negro se abre a la no wave neoyorquina de James White y de Lydia Lunch, por lo que se música se caotiza más si cabe. Demonios Tus Ojos duró poco, pero tuvo tiempo de telonear a Sonic Youth. «Agrio Beso» (1989) supone su primer disco en solitario, un larga duración marcado por la total experimentación y un acabado spoken word común a todos los temas. Ese mismo año edita «Chatarra de sangre y cielo«, un primer poemario que servirá para dar nombre a su siguiente proyecto musical, Corcobado & Chatarreros de Sangre y Cielo, nueva formación a lo Bad Seeds bajo la que editará tres discos hasta 1995. El Lp «Tormenta de Tormento», lanzado en 1991, alcanzó bastante popularidad entre el público especializado, y Corcobado y sus Chatarreros se convirtieron en abanderados de esa hornada de grupos que, mediados los noventa, mezclaron a partes iguales noise y literatura (véase Vírgenes Adolescentes o 713avo Amor). Corcobado deviene por entonces en un auténtico Nick Cave hispánico, un incunable en sí mismo y por sí, un músico (¡un músico al fin!) que no necesita de estrellatos y ventas a tutiplén para haber hecho y hacer lo que le sale de los huevos. Es calvo, no canta especialmente bien y su música resulta cargante por momentos. Tú y yo sabemos que nunca estará en el Viñarock, ni siquiera el primer día de festival y a las tres de la tarde. Ni falta que le (nos) hace. Corcobado no ha parado de editar muchos y variados discos, singles, splits y recopilatorios, abriendo cada vez más -y con más aciertos que derrotas- su espectro musical.  Las publicaciones «Boleros enfermos de amor I y II» (1993 y 1996, respectivamente), «Parole» (1995, donde se atreve a versionar al mismo Rafael) o «Corcobator» (1999) son ya parte integrante del legado musical español (o del estado español, para los escrupulosos). El split con los vascos Hermana Mary titulado «Banco Amor», y en el que la voz aguardentosa de Javier se mezcla con la muy cristalina...

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