Hora Zulu – Siempre Soñé Saber Sobre Nadie Negó Nunca Nada – Crítica

· Quinto trabajo de estudio de los que fueran abanderados del rap metal español

A pesar de que la obsesión constante de un músico es superarse con cada obra creada, hay veces que el listón que marca la genialidad del primer trabajo es casi imposible de superar. O al menos así hay muchos que lo creen. Algo parecido les pasa a Hora Zulu. Tras una década subidos a los escenarios y cinco discos publicados (‘Siempre Soñé Saber Sobre Nadie Negó Nunca Nada’ supone el quinto), el mayor enemigo que se han encontrado por el camino es el monstruo llamado ‘Me Duele de Decirlo’, contra quién no pararon de luchar hasta que consiguieron aprender a convivir con él.

Y con ese espíritu parece nacer este nuevo disco de Hora Zulu, sin ninguna intención de competir contra los anteriores, pero sabiendo que no puede permitir que ninguno le mire por encima del hombro. Lo único reprochable son los cuatro interludios con los que cuenta el disco. Cortes homenaje a grandes maestros como Enrique Morente, Carlos Cano, Rafael de León y Emilio ‘El Moro’ pero que cortan un poco el ritmo del disco. Pero, aún así, es de honrar que sean capaces de acordarse de grandes musicópatas de otros géneros tan dispares.

Hora Zulu - Disco Siempre soñé saber sobre nadie negó nunca nada - Crítica

Con el interludio a ‘Don Enrique’ comienza el disco, para dar paso a ‘Mis Barraqueras’, una canción con un principio al más puro estilo Hora Zulu, con el sello inconfundible de Paco Luque a la guitarra y una de las que puedan tener una más rápida aceptación entre los no iniciados. Y ya podemos empezar a descubrir el carácter introspectivo que marcan las letras de Aitor Velázquez en este brote musiquiátrico. Un halo de oscuridad da comienzo a ‘Gabinas de Cocheros’, un medio tiempo asequible para raudos rapeos de antaño, pero que Aitor no aprovecha. Demostración de que no es un disco más al uso, sino que es fruto de un arduo trabajo que marcará una época en el sonido de la banda.

Sirenas anuncian el comienzo de ‘Que La Tierra Te Sea Leve (S.T.T.L.)’, y no anuncian otra cosa que la contundencia de la batería de Javi Cordovilla. Un batería siempre genial y único en la capacidad de no adornarse más de lo necesario, pero completar la canción a la perfección. Además, como siempre, el pequeño guiño a los sonidos árabes que siempre realizan los de la ciudad de La Alhambra y el sonido de las guitarras flamencas entremezclándose con los punteos imposibles de Paco Luque. Y llega la calma con una de las que para nuestro equipo de Doctores es la sorpresa del disco: ‘Crom en su montaña’. Sorprendente es la calidez que es capaz de transmitir la guitarra española, a pesar de la lentitud del tema, y como se convierte en todo un canto a la autosuperación. A ello hay que sumarle la clara referencia a la película ‘Conan el Bárbaro’. Buena e inesperada canción que seguro que se acaba convirtiendo en una gran incomprendida.

Segundo interludio dedicado a los grandes maestros, y comienza ‘Caigan del Cielo’ para demostrar a los incrédulos que siguen teniendo esa garra que les ha caracterizado todos estos años. Secos riffs de guitarra que se van acelerando para dar forma a una canción potente y pegadiza. ‘Otro guión sin escribir’ abre con las palabras del argentino Ernesto «Che» Guevara y nos presenta el amargo caso de todas esas oportunidades que en la vida han pasado de largo. Y como si de una montaña rusa se tratara, ‘Nuestro entonces’ .Llega la parte más melódica del recorrido, con una letra tan íntima que sorprende escucharla en la boca de Aitor. Pero es cuando te das cuenta que lo único que puede quedar por delante solo puede ser un tremendo acelerón antes de poner el punto y final.

Interludio dedicado a ‘Don Rafael’, y hace aparición la canción que le da nombre al disco. ‘Siempre soñé saber sobre’ atrae nuestra atención cuales niños recibiendo el camión de los helados, pero rápidamente vuelve a tomar la textura Hora Zulu, con fraseos secos y potentes acordes de guitarra metal de los que gusta escuchar en directo. ‘Con un gesto’ es ese canto positivo que se echaba en falta en este disco. Más animado y festivo cuenta con la colaboración especial de R de Rumba de Violadores del Verso.

Con el interludio a ‘Don Emilio’ comienza la recta final. Parece ‘Que me mata’ cuando un disco de Hora Zulu llegá a su final. Una canción muy del estilo del grupo, con una gran batería tomando las riendas del sonido y la guitarra flamenca dejando su impronta en cada rasgueo, haciendo honor a las raíces andaluzas de la banda. Para acabar ‘Aspirante a estilita’, todo un remanso de paz que nos transporta directos a la era de la introspección personal de los antiguos monjes estilitas, que vivían toda su vida encaramados a una columna, viviendo en soledad y penitencia. En la edición especial digipack también cuenta además con una descafeínada versión de ‘Luego querrán’, canción de su anterior trabajo.

Aunque bien es verdad que este trabajo no desprende aquella rabia con la que irrumpieron en el panorama español, hay que saber admirarle las grandes virtudes que contiene. Como si de un tópico se tratara, se puede percibir la madurez en el sonido que tienen en este momento, y es que como ellos mismos dice «cuando hicimos el primer disco nosotros y vosotros teníamos diez años menos, así que ya está bien de comparar». También se aprecia con gran facilidad que las grabaciones hechas por Paco Luque tienen más que ver con el alma que con los arreglos, pasando así una faceta obsesiva con la ‘perfección del arreglismo’ que será capaz de seguir enriqueciendo la carrera de Hora Zulu.

 

Author: Dr. B. Barbitúriko

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