El LP "Angel Dust" bajo diagnóstico musiquiátrico
Ocurre que todo en esta vida envejece, desde los ideales al sentido común, pasando por las tendencias y modas, hasta aspectos de la cultura popular (y no tan popular), inclusive la música. Existen álbumes a los que el tiempo no favorece, encontrando su lugar en un estante lleno de polvo o en el antiguo tocadiscos del geriátrico de turno.
En la otra mano, están los discos atemporales que escapan al enmohecimiento, aquellos que transmiten y se sienten como algo fresco, vigoroso y lleno de rebosante energía; es entre esos lp’s dopados de vitalidad donde se halla «Angel Dust», segundo larga duración con Mike Patton, cuarto de la carrera de los californianos Faith No More.
Precursores y catedráticos del rock/metal alternativo, de la mezcolanza de estilos más loca y desquiciada que abriría las vías a innumerables artistas underground, grupo ecléctico y epiléptico donde los haya, Faith No More parieron una de las obras más carismáticas, cuidadas y redondas de las tres últimas décadas.
Del rock al funk, añadiendo a la mixtura metal, hip-hop, música de salón y folk, estos cinco colgados se desmarcaron de la mayoría de sus coetáneos haciendo que sus canciones fueran un plato a degustar diferente al anterior. La catarsis de «Midlife Crisis», la esquizoide «Jizzlobber» o los devaneos sexuales en «Be Agressive» tienen como contrapunto la versión de The Commodores de «Easy like Sunday morning» y el cover de la canción de apertura de la serie televisiva Midnight Cowboy. Como si un caso de bipolaridad extrema se tratara, el grupo salta de un estado de enajenación transitoria a una tranquilidad inusitada en la misma canción con total soltura. Un viaje para aquejados de desorden de personalidad o para personas amplias de miras y ávidas de adrenalina con gotas de diazepam.
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