Ilegales, psicopolítica irreverente: Hay un motín en el musiquiátrico

Diagnóstico: Prepotencia orgullosa y cacogloxia. Múltiples patologías aceptadas por los pacientes en cuestión
“Todo lo que digáis que somos lo somos y aún peor”

IlegalesNos vemos ante el deber de manifestar que este artículo no versa sobre Los Ilegales de la República Dominicana, autores de archiconocidos temas pachangueros merengue-house; se trata, en este caso, de los no menos conocidos Ilegales de Expaña, asturianos para más inri. Ilegales fue un grupo dedicado fundamentalmente al rock’n’roll de letras ácidas, algo que desde éste nuestro consultorio os presentamos como una horterada muy recomendable. Millones de ventas nos avalan, consulten a su farmacéutico o chamán más cercano.

El embrión del mal que recibe la nomenclatura de Ilegales se puede diseccionar en los nombres de dos efímeros grupos previos al proyecto, Madson y Los Metálicos, que aglutinaron a los miembros de la futura banda. En 1980 pasaron a llamarse Ilegales, nombre con el que ganarían el concurso Villa de Oviedo, hecho que les permitió grabar sus primeros temas (1ª muestra Pop Rock de Asturias, 1981). El mismo año, aprovechando el tirón, publicaron el EP «La pasta en la mano/Revuelta juvenil en Mongolia» (Discos Arrebato), que incluye la mencionada apología a las revueltas mongólicas, definida por una potencia que infecta de lejía sin marca la boca de nuestros estómagos.

Su característica provocación punzante no tardaría en llegar. Sucedió con el disco «Ilegales» (Hi-Fi Electrónica, 1982), en el cual brindaron el ultraconflictivo «¡Heil! Hitler», que daría mucho pie a la especulación sobre las supuestas afiliaciones de sus miembros. Al recurrir en su lírica a temáticas relacionadas con el nacionalsocialismo (desde una postura políticamente indefinida, eso sí), consiguen resumir la ecuación perfecta para ser categorizados como nazis, tal y como viene sucediendo con otros grupos de ayer y hoy. Cada uno que saque sus propias conclusiones.

Su siguiente disco, «Agotados de Esperar el fin» (EPIC, 1984), fue un rotundo éxito que les abrió las puertas de salas de conciertos de media España. Sin duda, la potencia de la discográfica en cuestión facilitó que se ampliara su espectro de difusión. «Odio los pasodobles» manifiesta el rechazo visceral hacia el folklore español más típico y pútrido.
Continúan provocando en «Todos están muertos» (Discóbolo Records, 1985),  bien con temas como «Eres una puta», bien con los himnos a la desobediencia civil «Todo lo que digáis que somos» o «No me gusta el trabajo». Todo el disco forma una macrofotografía musical que atrapa sus diferentes historias, a medio camino entre la sinceridad del cantautor y la espontaneidad punk. El potente ruido que emitían provocó una denuncia por parte de los vecinos del local de ensayo, ante lo cual declararon dejaron claras sus intenciones con el corte «Hacer mucho ruido».

El álbum «Chicos pálidos para la máquina» (1988) es un disco de reformulación del proyecto; pasando a integrar un quinteto, con tres incorporaciones nuevas. Una nueva fórmula con la que se atreverían a mezclar su congénito rock con jazz, blues, surf vocal y pop. Pese a esta metamorfosis, continuaron su legado de contundencia crítica y sonido cuidado con discos como «(A la luz o a la sombra) Todo está permitido» (1990) y con «Regreso al sexo químicamente puro» (1992).
El corazón es un animal extraño (Avispa, 1995) es probablemente el disco más oscuro de la banda, destacándose el tema «El loco soy yo», que en este caso nos viene que ni al pelo para reafirmar su diagnóstico. Aunque probablemente sea su mejor disco, la promoción que les ofreció su discográfica dificultó su acceso al mercado.
En su noveno disco, «El apóstol de la lujuria» (1998), disparan doce temas caústicos y demoledores en la más pura línea de su compositor histórico: Jorge Martínez. «He decidido comportarme» es un tema plagado de mensajes sarcásticos, en respuesta a las múltiples ocasiones en que los señalaron por esto o por aquello.

Cinco años pasaron hasta el nacimiento de «Si la muerte me mira de frente me pongo de lao» (2003). La variedad es la principal baza del álbum, muy amplio en registros: desde el twist de «Como lo haces tú», hasta el rock más duro de «Vuelven los problemas«. El mérito aumenta exponencialmente si consideramos que está grabado con su propia discográfica, de reciente creación: La Casa del Misterio.

Jorge Ilegal y los Magníficos, un paseo musicofílico por el s.XX

Jorge Ilegal y los MagnificosEn 2010 Jorge Martínez se reinventó en el proyecto Jorge Ilegal y los Magníficos, que él dice incompatible con su anterior banda. Antes de disolverse, los Ilegales rularon en una gira de despedida, en la que parecía que habría que bajarlos a tiros del escenario: de normal, aquellos conciertos duraban dos horas y media largas.

En el nuevo proyecto se moverían, según el propio Jorge, “por toda la música europea y sobre todo hispana que sonaba en el periodo que va desde 1928 a 1962. Para hacerlo con propiedad, nos hemos armado con una colección de instrumentos de la época y todo suena acaballante; incluso nos hemos hecho unos trajes a medida para actuar con el máximo respeto a esa música y al público que la va a escuchar.”

Tras muchas idas y venidas de componentes, Ilegales nos ofrecieron una extensa y prolífica biografía. A su paso cortaron todas las cabezas de los títeres aledaños, en un inconfundible estilo macarra y granuja que destila rock’n’roll por los cuatro costados. En esencia, chulería de la más alta alcurnia que hará que nos sintamos como la más macarra del lugar.

Author: Dra. Laura Trans

La Dra. Trans (Carcelona, 1986) cursó Parapsicología arqueológica en la Universidad de Yale, estudios que completaría con su tesis doctoral titulada Corrientes autodestructivas en el margen izquierdo del río Nervión. Expande sus pensamientos infectos de musicofrenia en su página poetisadifusa.blogspot.com y contribuye a la diseminación antilucrativa de la literatura underground con el proyecto Ediciones Caín'84.

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