Cuarenta años cantando y luchando, poco dice un pequeño homenaje de una historia tan larga
José Domínguez «El Cabrero» recibía ayer sábado 7 de junio, de manos de sus compañeros de fatiga un premio a su labor como cantaor revolucionario, con motivo del 633 Aniversario de la fundación de la villa de El Coronil en Sevilla.
Diego Cañamero, como portavoz del Sindicato Andaluz de Trabajadores, le concedió ayer la estatuilla de los Arrieros, símbolo del hombre luchador del campo, en conmemoración a una carrera tan complicada y a la vez tan prolífica como ha sido la de El Cabrero.
Comentaban que José ya estaba metido en las ocupaciones y otras acciones del SAT allá por los años 80, y que desde entonces siempre ha apoyado a la gente de los campos.
Su lucha particular ha sido la defensa de las vías pecuarias, que para aquellos urbanitas que no anden por los campos, son las vías por las que se ha hecho la transhumancia desde que el hombre comenzó a guardar ganado en España, y que hoy en día han sido pisoteadas por carreteras y ciudades, haciendo imposible la labor de los pastores y provocando inexorablemente la muerte de este oficio tan antiguo.
Y comentaban que hay muchas formas de luchar, y la de José era el cante.
Ese cante, puro, limpio, incorruptible y vivo, es el canto del jornalero y del labrador, el del pastor y del arriero, y todos ellos hablan en los quejíos de El Cabrero.
El Cabrero agradecido por el homenaje, nos regaló unas pinceladas de su arte, y el pueblo de El Coronil, nos demostró con su presencia, abarrotando la caseta obrera, que El Cabrero, hoy en día, sigue siendo uno de los mayores exponentes del flamenco en el mundo.
Enhorabuena José, y esperamos que éste no sea el único, ya que aunque los homenajes de poco valen, siempre es bueno sentirse querido y saber que tus ideas han calado en la gente.
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