Judas Priest + Blind Guardian + U.D.O. en Sevilla – Crónica

  • Los reverendos del heavy metal nos entregan los sonidos sagrados

Un extraño olor, parecido al azufre y hasta el momento desconocido, se extendía la tarde del 18 de Mayo de 2012 por los alrededores del Auditorio Rocío Jurado (quizás ayudara la ironía del nombre del recinto dónde iban a descargar su furia tres de las bandas más potentes de heavy metal). Como si de repente las puertas del infierno hubieran decidido abrir sus puertas para comenzar su asedio al mundo de los vivos. Y como estandartes de su ejército nada más y nada menos que tres bravos guerreros acostumbrados a ganar todas sus batallas: U.D.O., Blind Guardian y Judas Priest.

Todo este despliegue se debe a la que supuestamente será la última gira de Judas Priest: ‘Epitaph’ (que ya pasó por España el año pasado). Así a todos aquellos adictos a los ritmos metaleros se nos concede el deseo de poder disfrutar en directo de las canciones que han hecho historia y que han inspirado a otros grandes musicópatas posteriores. Y para darles esta especial despedida, el auditorio se encontraba casi al completo. Una muy buena entrada, teniendo en cuenta la cantidad de conciertos que se celebraban en la ciudad esa misma noche. Pero volvió a quedar claro que quién ha probado el acero se le queda marcado de por vida, como si de una segunda piel se tratara.

Judas Priest - Blind Guardian - UDO - Cronica del Concierto

Comenzaban, con puntualidad germana, los alemanes U.D.O., que tenían la difícil tarea de ir caldeando el ambiente mientras el recinto se llenaba poco a poco de camisetas negras y chalecos vaqueros. Pero la experiencia es más que un grado, y el menudo cantante consiguió meterse a los que ya estaban allí en el bolsillo. Concierto corto, de apenas unos 45 minutos, pero que rebosó calidad. Lo curioso es que el repertorio estuvo repartido a medias entre las composiciones de U.D.O. y los clásicos de los legendarios Accept.

Los primeros acordes de la tarde en sonar fueron los de ‘Rev-Raptor’, seguida de una impresionante Animal House’ que parecía quitarle a los integrantes de la banda 20 años de edad. Tras ‘Leatheard’ y ‘Vendetta’ llegaba el momento para desempolvar el tocadiscos, y darle brillo a los grandes clásicos de Accept, empezando por ‘Princess of the Dawn’. La gente parecía animarse más y así se vio reflejado también en la banda, que con una compenetración perfecta parecían disfrutar de cada acorde. Ovación de rigor para terminar con ‘Fast as a Shark’, en un concierto muy bueno pero con los típicos problemas de ser los teloneros de un espectáculo tan grande.

Unos pocos ajustes en el escenario y ya estaban sobre el escenario los también alemanes Blind Guardian. Y se notó desde abajo. Los que ya lucen canas se daban la vuelta para acercarse a la barra y los aún imberbes adelantaban posiciones para estar lo más cerca posible de sus deidades germanas.  Con ‘Sacred Words’ comenzó el espectáculo, primera y única canción de su último disco que iba a sonar esa noche. A Hansi se le ve pletórico, a diferencia de otros conciertos en los que parecía un adorno más del escenario, ahora se mueve de un lado a otro, interactúa con el público y hasta habla castellano.

Este concierto además nos servía para poder ver los cambios recientes de teclista y bajo que han hecho en la formación, con un resultado excelente. Pusieron sobre la palestra un repertorio repleto de las canciones más antiguas, a excepción de un par de ellas de su último trabajo. Así fueron cayendo ‘Lost in the Twilight Hall’ o ‘Valhalla’, alargando el final para un final apoteósico cantado por todo el público. Pero eso no era nada comparado con lo que quedaba por delante. Las tres últimas canciones fueron tres martillazos de los que solo ‘Thor’ podría ser responsable. ‘Imaginations From The Other Side’,seguida de la acústica ‘Bard’s Song’ y un final, como no podía ser de otra manera ‘Mirror Mirror’.

Gran trabajo el de Blind Guardian que durante su concierto hizo plantearse a nuestros doctores si a los alemanes, con su grandeza, les conveniente abrir este tipo de conciertos para grupos más grandes. Su sonido, sus canciones, su calidad les hacen merecer un mejor sitio. Pero es que aún no habían hecho acto de presencia los grandes de la noche. Realmente Blind Guardian son un grandísimo grupo, pero hay cosas que la historia ha hecho respetar más que solo eso.

Y eso que la historia se ha encargado de convertir en mito se llama Judas Priest. Ya son 40 años de contagios masivos, miles de acusaciones absurdas, y decenas de canciones para la posteridad. Eso se notaba en la gente, que ya se mezclaban de todas las edades. Incluso se podían ver varios menores de edad en los hombros de sus padres dedicándole al ‘dios del metal’ unos maravillos cuernos.

Caía el gran telón que cubría el escenario y en el que se podía leer ‘Epitaph’, nombre de la gira, y se desataba la locura. A ritmo de ‘Rapid Fire’ una marea humana exaltada rugía por poder ver de cerca a sus ídolos. Sin dar ni un segundo de descanso enlazaron con ‘Metal Gods’, recordándonos que Judas Priest están de vuelta. Por que lo que aún no sabíamos es que por delante nos quedaban más de dos horas de auténtico heavy metal. Como bien se encargó de recordar varias veces en inglés Rob Halford, «solo hay dos bandas de heavy metal en el mundo. Una es Black Sabbath y a la otra la estais viendo». Increíble lo del vocalista. Activo a más no poder y con un fondo de armario que dejaría boquiabierta a la super modelo más reputada. Para Halford la tachuela y el cuero no es una moda, es una forma de vida. Y así lo demuestra.

Así que con un concierto, había tiempo para todo tipo de temas y para todos los gustos. Los amantes de lo lento y la balada metalera pudieron vivir momentazos con canciones como ‘Diamonds & Rust’, en cambio los que les va más el rasgueo inconfundible del rock disfrutaron con ‘Breaking the Law’, ‘Heading Out to the Highway’ y ‘Never Satisfied’. Su discografía es tan extensa que tienen la receta adecuada para cada uno. Distintas dosis de música que son capaces de hacerse un hueco en nuestra mente para toda la eternidad.

El escenario, sin grandes alardes, cumplía su propósito a la perfección. Con dos plataformas y una escalera que desembocaban en la batería, y que tanto guitarristas como Halford aprovecharon. A ello hay que sumarle que tras la banda se podía ver proyectada la portada del disco al que pertenecía la canción. Detalle simple pero memorable. Aunque no conformes con eso aún tuvieron tiempo para subir una moto en el escenario en ‘Hell Bent For Leather’, dónde cada acelerón recordaba que la cita estaba llegando a su final.

‘You’ve Got Another Thing Comin’’ precedió a un majestuoso solo de guitarra de Richie Faulkner tras el cuel se unieron todos los integrantes del grupo para interpretar una última canción. Un último pedacito de historia traído hasta nuestros días y en un estado perfecto de conservación. ‘Living After Midnight’ era la despedida de una noche mágica. Un síntoma claro de ello fue la sonrisa que se veía en las caras de todos los asistentes. Si esta tiene que ser la última vez que podamos ver a Judas Priest en directo, todos los que allí se encontraban podrán decir que los vieron en un estado de forma óptimo, y dejando el pabellón por todo lo alto. Pero si, en cambio, existe la posibilidad de verlos de nuevo, desde El Musiquiátrico lo recetamos encarecidamente.

Author: Dr. B. Barbitúriko

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