Manuel Jesús Rodríguez, de Los Ducati a El Koala

Estudiamos el curioso caso de El Koala, ex-componente del grupo noventero Los Ducati

Hay historiales musiquiátricos que merece la pena contar para hacer justicia a la realidad y que la gente sepa de verdad de dónde vienen todas las patologías que sufre el susodicho.

En este caso vamos a estudiar el caso de Manuel Jesús Rodríguez, más conocido en los últimos años como El Koala, pero que antes de serlo ya llevaba muchos años siendo un currante de la música, cosa que muchos ‘artistas’ no podrían pensar de ellos mismos sin sonrojarse.

Su historia comienza hace veinte años cuando en su Málaga natal (España) comienza la andadura con Los Ducati. Las influencias estaban bastante claras, mucho rock, diversión y crítica social que intentara llamar la atención sobre injusticias. En este caso podemos escuchar ‘Y bajó del cielo’, del disco titulado Ostia! y que habla de cómo el mísmisimo Dios bajó a la tierra para castigar a dos guardias civiles que se sobrepasaron en sus funciones. El sonado Caso Almería de los años ochenta, en el que dos jóvenes de origen vasco y de vacaciones en la provincia fueron confundidos con terroristas, siendo asesinados a sangre fría.

Ocho años juntos solo sirvieron para dar vida al citado disco. A pesar del potencial que tenían no tuvieron  repercusión más allá de su región, lo que no sirvió para detener a Manuel Jesús en su necesidad de crear canciones. Una vez que emprendió su camino en solitario, la temática de sus canciones se desvía de un rock más comprometido a lo que él mismo bautizó como Rock Rústico. Es más, el primer disco que saca en 2006 en solitario se titula Rock Rústico de Lomo Ancho. Un disco que se hizo famoso en España por el tema ‘Opá, yo voy a hacer un corral’. Curioso el caso de esta canción ya que fue la que le dió a conocer y a la vez es la más prescindible de todo su repertorio.

Y en el país de las panderetas y las castañuelas, el mensaje de El Koala no fue bien entendido. El gran público lo tomó como el chiste del momento debido a sus orígenes humildes que quedaban perfectamente plasmados en sus caciones como ‘Trampero’, ‘Capaor’ o ‘La Cortijera’. Él es una persona honrada, que no intenta engañar a nadie cantando sobre cosas que no conoce ni de lejos. Y además calidad musical no le falta, ya que a pesar de haber sufrido de joven un accidente que le cortó parcialmente algunos dedos de la mano, no le impide agarrar la guitarra y tocar riffs cargados de potencia.

Por tanto cuando en El Musiquiátrico comenzamos el estudio de este caso tuvimos claro que la primera, y más grave, patología que le afecta es la del profundo amor que siente por el mundo rural. Sus canciones son una continúa oda al campo, pasión por la vida con sencillez sin necesidad de grandes lujos y en dónde se es feliz con un plato de comida en la mesa, que tú mismo te has encargado de recolectar. Desde luego que su rock no es el más intelectual, su cosa es el amor. Amor por el campo.

Sus posteriores discos en solitario no le han dando tantos éxitos como él mismo se podría esperar tras el cosechado con su primer trabajo. También es verdad que son un poco más flojos en cuanto a calidad, y que no todo el mundo está preparado para escucharlo. O acaso se imagina alguien a un urbanita de pro entendiendo si quiera lo que es la profesión de Capaor.

 

Author: Dr. B. Barbitúriko

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