Nuevos discos de Gérmenes y Segismundo Toxicómano | Las dos caras de la moneda
En las últimas semanas han salido al mercado los nuevos trabajos de dos de los grupos que a más musicópatas han sido capaces de contagiar con el virus del punk. Gérmenes y Segismundo Toxicómano han conseguido gracias a su talento ganarse un sitio de honor en la música de nuestro país, pero con la salida de sus nuevos discos podemos presenciar como cada banda se torna en cada cara de una misma moneda. Si pusiéramos en una gráfica la evolución musical de ambos podríamos apreciar claramente como se van separando siguiendo caminos muy diferentes.
Mientras que los andaluces empezaron poniendo el listón muy alto con sus primeros 3 discos, los vascos han necesitado más trabajo para conseguir el reconocimiento que se merecen y que ahora hace que sus actuaciones en los grandes festivales de nuestra nación estén atestados de gente deseosas de disfrutar de sus impactantes directos.
Tras casi 15 años de existencia Segismundo Toxicómano ha sido capaz de encontrar ese sonido que les definiera a la perfección con este Ke no cunda el pánico, pero siempre sin renunciar a sus raíces del rock radical vasco y el punk ingés del 77. Con cada disco que han ido publicando hemos sentido en nuestras entrañas como sacaban a relucir todo ese odio que llevamos dentro y que, a fin de que no estallemos cual bomba, debemos sacar al exterior. Letras cargadas de rabia contra todos aquellos que nos hacen ser peores personas, acompañadas con una furiosas guitarras que demuestran el grado de implicación que tienen con todo aquello en lo que creen. Y todo ello sin rodeos, ya que las cosas son mucho más fáciles de comprender mientras más claro te lo dicen.
En cambio el caso de los sevillanos es precisamente al contrario. Desde un principio se les notó la calidad que tenían, llegando al apogeo con su disco Tragando sin escupir, que se ha convertido en uno de los trabajos más completos del punk rock de nuestro país. Apadrinados por Reincidentes, una repentina separación nos dejó con la intriga de hasta dónde podrían haber llegado estos chicos. Tras casi 8 años sin noticias, una sorprendente reunión para tocar en el festival Aupa Lumbreiras les demostró que la gente tenía ganas de tenerlos de vuelta.
Y con esas llegamos a este 2011 en el que nos presentan su vuelta, con un título clarificador Nos Levantamos. Quizás puede que precisamente las altas expectativas por su vuelta sea su peor enemigo, ya que el disco no nos ofrece todo lo que podríamos esperar. Escuchamos a unos Gérmenes edulcorados que en nada se parecen a aquellos que nos sorprendieron con sus incendiarias letras y sus frenéticos ritmos contestatarios. A pesar de ello se aprecia la calidad musical que han sido capaces de desarrollar a pesar de que el resultado final no haya sido lo que alguno esperábamos. Un buen disco pero que por su falta de mordiente quizás se le deba quitar la etiqueta de punk y dejarlo en rock. Desde El Musiquiátrico os dejamos con el videoclip de su primer single, Donde estás.
20 agosto, 2012
Buenas!! aver mira no soy imparcial ya que estoy muy ligado a Germenes,pero kiero comentarte que partiendo de ke dices que hay dos caras de las monedas,creo que haces mal,y haces mas daño al colectivo entero de los que nos dedicamos a esto,cuando lo que haces es criticar,asi sin mas…. comprendo lo de las criticas a la perfeccion(aunke la perfeccion es discutible),pero es algo mas alla… que como no se cuide un poco el Punk,el Punk-rock y el Rock nos vamos a quedar sin nada…. nose cuando acabara la trifurca entre los 3 estilos, pero lo ke si se es que es absurda DE COJONES!!
Nada mas,salud!
20 agosto, 2012
Hola Kavernas, soy el Dr. Barbituriko, autor de esta «receta». Creo que has comprendido mal lo de las dos caras de la moneda. No me refiero a los estilos (estoy de acuerdo contigo en que es inútil la discusión entre punk, punk-rock, rock, etc.), lo de las dos caras de la moneda es por que uno me parece que ha sacado un gran disco y otro (en este caso Gérmenes, lo siento) ha sacado un disco muy por debajo de su nivel. Decepcionante para el que escribe.