¡Con buen pijo, bien se jode! Vol. 1: The Trashmen vs. The Rivingtons
May19

¡Con buen pijo, bien se jode! Vol. 1: The Trashmen vs. The Rivingtons

Comenzamos la semana con una receta de sobra conocida por todos. “Surfin’ Bird” de The Trashmen lo hemos escuchado millones de veces (en la radio, en Padre de Familia, en La Chaqueta Metálica, en nuestro bar favorito…) y seguro que coincidimos en que, una vez que la escuchas, es imposible sacártela de la cabeza en varios días. Ese ritmo desenfrenado hace que tus piernas se muevan solas al ritmo acelerado de la batería, mientras Steve Wahrer vocea una y otra vez: «Bird is the Word». Y eso mismo fue lo que cantaron The Rivingtons un año antes de que saliera a la luz “Surfin’ Bird”. Este grupo de doo-wop sesentero se conoce por su primer gran hit “Papa-Oom-Mow-Mow” (1962) y un año después, al ver el éxito que tuvo su primer tema, lanzaron otro de sus grandes éxitos “The Bird’s The Word”, un temazo de Rhythm and Blues que debió sonar en la camioneta de los miembros de The Trashmen mientras cogían alguna ola o bebían limonada, ¡a saber! El caso es que los miembros The Trashmen, tuvieron la maravillosa idea de combinar los dos éxitos de The Rivingtons y salió “Surfin’ Bird”, la banda sonora del verano del 64 para muchos adolescentes blancos. Hay versiones musicales malas, versiones reguleras y versiones fascinantes y ésta, queridos musicópatas, es de las...

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Los Guajes: la vida es como un carrusel

Frenético landismo musicopático para hacer sudar en ibéricos guateques de puro Rock and Roll Los Guajes siguen defendiendo obcecadamente sus remedios caseros de auténtico Garage, beat, sixties punk, Freakbeat y otros paranóicos recetarios bailables de los 60, bajo la lupa de su particular costumbrismo bizarro, en su tercer álbum ya, “La vida es como un carrusel”. Celebran además sus diez primeros años de ingreso obligatorio en terapias que demuestran una y otra vez ser inútiles, mientras piensen que lo importante para ellos no es ganar el partido sino seguir jugando. Máxima que agradecemos infinitamente desde nuestro lado más independiente de esta luna musicofrénica. Este cuarteto gijonés (culomollaos) es, sin duda, cada vez más inmaduro, fresco y genuino en su intensa y ciega pasión por el rock and roll. Rock estrujado y grasiento que trabajan desde la profesionalidad y el desgaste más absoluto. La guasa y la fiesta quieren que se alcancen como resultado final, de puertas para afuera, pero para ellos: sudar la camiseta, fuera y dentro del estudio. Pablo, que se desdobla con sorprendente eficacia para estar casi al mismo tiempo en el bajo y en los teclados, contagia su demoníaca ubicuidad a Kiko, que siempre anda con sus guitarras, transfiere a Pelayo el de las baquetas astucia de otras épocas y a Kike de increíble y seductora voz, “la voz del Rock”, lo eleva a la galaxia del Spanish yeyé excelso y categórico. Este tercer disco también tiene huellas evidentes del  quinto elemento subversivo aún sin medicar que se nos postula altamente peligroso, Jorge Explosión(productor). Jorge es el único que puede acceder desde su estudio de grabación, Circo Perrotti, a las obsesiones y manías enfermizas de los Guajes sin ser abducidos por sus perversas musicopatías. El caos controlado en el que suele trabajar (y en analógico) este productor y alma matter de Dr. Explosion, ha sido el causante de infinidad de descubrimientos improvisados y fantásticos, en los trece temas que conforman “La vida es como un carrusel”, de manera que se han llegado a trabajar uno a uno con mucha más profundidad y registros de mayor amplitud. Desde la suciedad más fresca y espontánea del Garage punk-rock hasta los efímeros devaneos con la canción ligera, con empeño por seguir optimistas e incombustibles arreándole a la vida con temáticas de personajes extremos pero sin perder lo naiff y torero. Este disco, en definitiva, tiene más arreglos que los anteriores, (el primero, cazasuecas, fue garagero total, con la voz grabada a una primera toma y los cuatro tocando en directo con un amplificador Elpico  atronando y entrando por los micros de la batería). Está mucho más estudiado y trabajado...

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Triple Deja-vu con George Clinton, Snoop Dog y Hot Eight Brass Band

Seguro que alguna vez has ido paseando por la calle y se te ha cruzado un perro por delante, y justo al volver la esquina ese perro volvía a estar ahí, una y otra vez, tras cada esquina que doblaras. No te preocupes, es sólo una de las características que envuelven la sintomatología básica de la musicopatía severa. Ese fenómeno se conoce como Deja-Vu, y tú puedes estar afectado por él. Como prueba, un caso musiquiátrico ejemplar. Nos remontamos a los tiempos ancestrales de 1982, allí donde los sintetizadores se habían encontrado con los nuevos ritmos provenientes de los barrios marginales de los Estados Unidos. En esa época, se cocían a fuego lento y a base de experimentación al más puro estilo musiquiátrico, los estilos que marcarán la música actual. Y es aquí, en los jóvenes y alocados años ochenta, donde nos encontramos al primer perro. El ‘Atomic Dog’ de George Clinton & The Parliament-Funkadelic publicado en el álbum «Computer Games». Esta canción supuso la vuelta de P-Funk a las listas de éxitos. P-Funk fue un colectivo formado por George Clinton junto a The Parliaments, un grupo de ‘Doo Wop’ formado en los años 60, con Clinton en sus filas, y que se reunían a cantar en una peluquería de Nueva Jersey. Años mas tarde (a finales de los 70), pasó a llamarse Parliament, olvidando el género vocal para acercarse al funk psicodélico que empezaba a pegar fuerte en aquella época. La otra banda que formaba el colectivo P-Funk fueron los Funkadelic, formada por George Clinton por problemas legales con el nombre de Parliaments. A fin de cuentas, Parliaments y Funkadelic compartían a la mayoría de sus músicos,  todos ellos liderados por el incombustible George Clinton. El siguiente perro que se cruza en nuestro camino nos lo encontramos algunos años más tarde, y con otro look completamente distinto. A principios de los noventa, el rap americano despegó en las listas de éxitos como nunca antes lo había hecho. Los éxitos de Public Enemy o Run-D.M.C. no eran ya comparables a los miles de millones de dólares que empezaban a mover los superhits de la época. Uno de esos álbumes millonarios fue la ópera prima de uno de los grandes del rap de nuestro tiempo: Snoop Doggy Dog. «Doggystile» fue el primer disco de Snoop Dogg, editado por Death Row Records en 1993, y entre sus tracks, encontramos la que se puede considerar la presentación del artista, ‘Who Am I’ – ‘What’s my name’, en la que hace un pequeño guiño al tema ‘Atomic Dog’ de George Clinton. Sin embargo, esto que os vengo relatando es habitual. Que un rapero samplee...

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