Homenaje a El Cabrero en el Coronil
Jun08

Homenaje a El Cabrero en el Coronil

José Domínguez «El Cabrero» recibía ayer sábado 7 de junio, de manos de sus compañeros de fatiga un premio a su labor como cantaor revolucionario, con motivo del 633 Aniversario de la fundación de la villa de El Coronil en Sevilla. Diego Cañamero, como portavoz del Sindicato Andaluz de Trabajadores, le concedió ayer la estatuilla de los Arrieros, símbolo del hombre luchador del campo, en conmemoración a una carrera tan complicada y a la vez tan prolífica como ha sido la de El Cabrero. Comentaban que José ya estaba metido en las ocupaciones y otras acciones del SAT allá por los años 80, y que desde entonces siempre ha apoyado a la gente de los campos. Su lucha particular ha sido la defensa de las vías pecuarias, que para aquellos urbanitas que no anden por los campos, son las vías por las que se ha hecho la transhumancia desde que el hombre comenzó a guardar ganado en España, y que hoy en día han sido pisoteadas por carreteras y ciudades, haciendo imposible la labor de los pastores y provocando inexorablemente la muerte de este oficio tan antiguo. Y comentaban que hay muchas formas de luchar, y la de José era el cante.  Ese cante, puro, limpio, incorruptible y vivo, es el canto del jornalero y del labrador, el del pastor y del arriero, y todos ellos hablan en los quejíos de El Cabrero. El Cabrero agradecido por el homenaje, nos regaló unas pinceladas de su arte, y el pueblo de El Coronil, nos demostró con su presencia, abarrotando la caseta obrera, que El Cabrero, hoy en día, sigue siendo uno de los mayores exponentes del flamenco en el mundo. Enhorabuena José, y esperamos que éste no sea el único, ya que aunque los homenajes de poco valen, siempre es bueno sentirse querido y saber que tus ideas han calado en la...

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Debo ser muy buena presa… Edu Izquierdo y El Cabrero
May28

Debo ser muy buena presa… Edu Izquierdo y El Cabrero

Eduardo Izquierdo, redactor habitual de las revistas Ruta 66, Mondosonoro y EFE EME y escritor de libros relacionados con la música como «Simpatía por el relato: Antología de cuentos escritos por rockeros» o «Quique González, Una historia que se escribe en los portales«, presentó la semana pasada en la Feria del Libro de Sevilla su nuevo trabajo «Debo ser muy buena presa cuando tengo tantas escopetas apuntándome» basado en la figura de El Cabrero,  y hasta allí nos acercamos una pequeña avanzadilla del Musiquiátrico para descubrirlo de mano de su autor. Lo primero que nos llama la atención del libro es, lógicamente, su protagonista: José Domínguez Muñoz, El Cabrero, una de las mayores figuras del cante flamenco, reconocido mundialmente, pero censurado en España e incluso encarcelado (en plena democracia) por cagarse en Dios a micrófono abierto. El Cabrero, republicano, ateo, amigo de los pobres y hombre de campo, ha sido y sigue siendo el enemigo del burgués, los señoritos y la religión, y su lucha no es violenta, sino poética, que hace más daño, por eso siempre han intentado desprestigiarlo y silenciarlo tanto periodistas, como medios afines a los que están en su punto de mira. Pero demos gracias a que haya periodistas como Edu Izquierdo al que su abuelo le ponía de pequeño las cintas de El Cabrero y le contaba sus vivencias, que dejaban pasmado a un chico que veía en la figura de ese cantaor a poco menos que un peculiar superhéroe con su gorro de Cowboy y sus botas, y con unos valores dignos de otra época, en la que los hombres demostraban quiénes eran a través de sus acciones y no de sus palabras.  «Debo ser muy buena presa cuando tengo tantas escopetas apuntándome» es una novela, o más bién, una biografía ficcionada, en la que la realidad y el mito se confunden, y que toma como protagonista a la persona de El Cabrero, que lo asimila con Bob Dylan, Johnny Cash o Woody Guthrie, a pesar de que a  José bien poco le suenen algunos de esos nombres. Comentaba el autor durante la presentación del libro, que tras haber mantenido varias conversaciones y de haber convivido algún tiempo con El Cabrero, aún no tenía muy claro qué pensaba éste sobre el libro, de momento seguía manteniéndole la palabra, que ya es bastante. Si quieres pillar el libro a buen precio, acércate a la editorial en el siguiente enlace:  Ediciones Lupercalia Fotografías: Dra. Ana...

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José el Cabrero y el documental que lleva 25 años censurado en España
May15

José el Cabrero y el documental que lleva 25 años censurado en España

José Domínguez El Cabrero, llama a las cosas por su nombre, y sólo habla de lo que sabe y de lo que vé. Y eso es lo que se refleja en este documental que ya tiene tintes añejos. Silenciado en España, es reconocido mundialmente entre otras cosas por haber acompañado a Peter Gabriel en la Gira US94. Hoy, 25 años más tarde, este documental, que se ha emitido en la mayoría de los países civilizados del mundo y que consiguió el Premio Especial de la Crítica del Festival de la Rose d’Or de Montreux, sigue sin estrenarse en nuestro país de pandereta, vetado por todas las televisiones públicas y privadas. ¿Qué puede preocupar tanto para que aún no se haya emitido? A lo mejor es que cómo nos han convertido a todos en ovejas, les da miedo que venga un buen pastor a guiarnos fuera de su redil. El cabrero, El Canto de la Sierra:   Deja al fandango volar que no es pájaro de jaula, deja al fandango volar que no hay mayor reclamo llamando a la...

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José El Cabrero: del campo al cante y viceversa
Abr11

José El Cabrero: del campo al cante y viceversa

Oriundo de Aznalcóllar, José El Cabrero es con merecimiento uno de los personajes más singulares del espectro flamenco. Capaz de arrastrar a un número de fieles que muchos cantaores quisieran para sí, lo más destacable de José Domínguez Muñoz es que es ante todo cabrero y flamenco. Aunque no sé si por ese orden, y ambos términos parezcan una obviedad, hay que entenderlos en su sentido más estricto. El Cabrero piensa y se comporta, vive en definitiva, como tal, con todo lo que de brega, sacrificio e historia penosa conlleva este oficio. Mientras, también lleva el flamenco como filosofía de vida, de manera que cuando no anda de gira o grabando está en el campo con sus animales. Así de simple. Sin embargo, lo que no son en absoluto simples son su cante o su obra. En cuanto a lo primero, es duro, pedregoso, transmisor de las dificultades propias de los dos polos en que se divide su personalidad. También tiene una voz potente, aunque los años no pasan en balde para nadie, y transmisora. Amante del toque antiguo, sin demasiadas concesiones, y de esa forma de hacer los cantes, se ha rodeado entre otros de tocaores como el gran Paco del Gastor, Antonio Sousa, Manuel de Palma o Rafael Rodríguez. Mientras, sus letras son pura reivindicación aunque también cante al campo o muestre su amor por la naturaleza bajo sus diferentes formas. Como cabría esperar, esto le ha granjeado no pocas enemistades y detractores, aunque El Cabrero también gusta de provocar y hacerles frente, algo que quedó de manifiesto cuando fue encarcelado en 1982 por blasfemar en un festival y posteriormente liberado merced a un importante movimiento social que traspasó las fronteras del estado español. Por ello, podría decirse que sus cantes, y en especial los fandangos (si bien interpreta con soltura los cantes más duros) son pildorazos de actualidad y toma de conciencia, fármacos contra la apatía que estremecen cuando se catan en directo. De ahí que, al poco de comenzar su carrera artística, y habiendo recorrido ya con el mítico grupo de teatro La Cuadra buena parte de la geografía española y europea, fuera galardonado en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba con sendos premios por soleá y malagueña. Sin embargo, pese a su amor por la pureza en el flamenco, sus inquietudes musicales no quedan ahí. Para empezar, porque ese espíritu libertario lo ha unido a algunas figuras del rock en proyectos conjuntos y colaboraciones, de las que han disfrutado Reincidentes o Kutxi Romero de Marea, que junto al Kolibrí figura en los créditos de su último disco, ‘Pastor de Nubes‘. Por otra...

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Luis de la Pica, el Poeta del Flamenco
Feb23

Luis de la Pica, el Poeta del Flamenco

Trece años han pasado ya desde que el universo flamenco despidiera a Luis de la Pica, cantaor jerezano cuya figura creemos conveniente analizar desde El Musiquiátrico tanto por las curiosas patologías que presenta su caso como por la certeza de que estamos ante uno de los grandes renovadores del cancionero flamenco. Nacido en Jerez de la Frontera en 1951, este artista menudo, con mirada de eterno debate interior, barba blanca y melena al viento, sufrió, desde sus inicios en este arte, una acentuada alergia a la grabación de discos. Así, sólo participó en una obra colectiva, Los Juncales de Jerez. Cayos Reales, ya que su espíritu tempestuoso y libre lo llevaba únicamente a tomar parte en festivales (escasas veces fuera de Andalucía) y fiestas de los que, a menudo, entraba y salía con lo mismo en los bolsillos: nada. No obstante, Luis de la Pica sí se mostró más pródigo a la hora de escribir, una forma de expulsar sus demonios personales que llevaba a cabo con una delicadeza que contrasta con otras letras flamencas. De este modo, temas como la muerte, el amor y sobre todo el desamor (pilares del cancionero flamenco) son trasladados con exquisitez a las estructuras de las soleás, bulerías o alegrías que interpretaba. Entretanto, también soprendió al ser quizá el primero que, en esas coplas, escribía desde la perspectiva de la mujer, como ocurre con las que recientemente interpretaba en directo Marina Heredia por bulerías, empeñada, junto a artistas jerezanos como El Torta, en reavivar el legado de este artista sin par. Por otro lado, en sus letras tampoco faltan referencias a la naturaleza, muy en sintonía con cantaores como El Cabrero, afrontadas casi siempre desde un punto de vista bastante trágico. Finalmente, en lo que respecta a la faceta cantaora de Luis de la Pica, no creo que, como sostienen algunos teóricos, sea un cantaor menor aunque careciera de un gran timbre. Otra cuestión es que, como ocurre con los grandes, no se le pueda aplicar el calificativo de enciclopédico al no dominar (o al menos públicamente) un buen número de cantes. Sin embargo, como dijera en su día Paco Vargas, soy partidario de la opinión de que El Pica, admirado profundamente por Camarón, creó nuevas veredas en estilos como los referidos anteriormente, así como en los tangos o en el cuplé por bulerías. En tiempos de vacío y angustia, también extensible a las letras flamencas, bien vienen un par de pildorazos por parte de Luis de la Pica precedidos por su grito de guerra: ‘¡Viva Paula y...

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