Las mejores imágenes de la historia de la música Vol.1
Dic12

Las mejores imágenes de la historia de la música Vol.1

No es que necesariamente se padezca algún  trastorno tipo sinestesia cuando vemos ciertas imágenes que, a la mayoría de los musicópatas de a pie, nos evocan sentimientos, recuerdos, sabores y olores. La historia de la música, de la fotografía y de las producciones audiovisuales, nos dejan un rastro de imágenes sensacionales, capturadas a lo largo de las décadas. En esta serie pretendo reunir algunas de las mejores fotografías, portadas, imágenes y momentos de la historia de la música, aunque espero que todos hagáis vuestras aportaciones y que las próximas series sean siempre mejores y más completas.               Fuentes: Pink Floyd – The Beatles – Jim Morrison – Ozzy Osbourne – Jimi...

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Whoa, Black Betty, bam-ba-lam
Jun11

Whoa, Black Betty, bam-ba-lam

De la leyenda… (Leadbelly) …a los Grandes Éxitos de los 70 (Ram Jam) De las barbas de acero… (ZZ-Top) …al calor del asfalto (Spiderbait) Muchas fuentes atribuyen esta penetrante canción a Leadbelly, pero existen versiones anteriores y sus orígenes se remontan no solo al trabajo de los esclavos y presos afroamericanos del siglo XX, si no mucho antes, hasta el siglo XVIII. Aún se debate por el significado de la letra de Black Betty, aunque si miramos atrás en la historia encontramos varias referencias: Un fusil de chispa. Según esta teoría, «Black Betty» tiene su origen en una marcha militar, en la que al ritmo del desfile se cantaba sobre unos mosquetes negros de pedernal, que disparaban su «bam-ba-lam», y a los que se hallaban abrazados en el campo de batalla.   El carro de la penitenciaría. «Black Betty» ha sido el nombre coloquial que los presos han dado al carro de transferencia penitenciaria hasta los años 60, los llamados «Black Mary, «por lo que es probable que la canción haga referencia a estos vehículos. También se puede atribuir a los látigos que los presos recibían en sus carnes tan a menudo, el «bam-ba-lam», y que los propios cocheros llevaban en su cintura.   Una botella de whisky. Benjamin Franklin publicó, en 1736, 228 frases de borrachos en el «Diccionario del Bebedor» (Boletín de Pensilvania), entre las que se encontraba «He’s kiss’d black Betty». Muchas fuentes coinciden en que «Black Betty» se refiere a una botella de whisky, y que se utilizaba especialmente en la zona fronteriza entre Inglaterra y Escocia, exportándose después a América. Aunque también se relaciona con una camarera londinesa del «Tom King Coffee House», inaugurado en 1720, o a una especie de concurso que hacía el novio en su boda, todo relacionado con el Whiskey. La primera versión de «Black Betty» fue grabada por James «Iron Head» Baker en 1933. Un año después, en una entrevista con John Lomax, se vuelve a mencionar que es el apodo de ese látigo que llevaban los conductores de los carros de presidiarios, cosa que comparten otras fuentes, como el libro de Steven Cornelius sobre la «Música en la época de la Guerra Civil» (Estados Unidos), que afirma que los presos cantaron «Black Betty» al final de la guerra, refiriéndose a los látigos de los conductores. (James «Iron Head» Backer) Fuentes: Wikipedia – BlackEducator –...

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El primer instrumento musical
May03

El primer instrumento musical

Quizás un fenómeno muy de moda en los últimos años, el Beatbox, que reúne cada vez más adeptos, atienda a algo mucho más auténtico que una expresión artística alucinante. La realidad es que fueron un puñado de Homo habilis, mediante los sonidos de sus vías aéreas y cajas torácicas, vocales y percusivos, los que en sí mismos representaran los primeros instrumentos, a base de pulmones, costillas, y nuevas sensaciones. Por supuesto, esto sería combinado con danza, golpes a troncos huecos, piedras y conchas, entre otros. Si nos vamos al sentido literal de “instrumento musical”, que diferencia cualquier artefacto con el que puedas emitir sonidos en ese momento de frenesí musicopático (la botella de anís recién vaciada), de un objeto que tiene en la música su razón de ser; los primeros instrumentos no fueron esos troncos huecos y los huesos del amigo que corría menos que el mamut, ni una evolución de instrumental percutivo, sino que curiosamente, fueron unas pequeñas flautas, aerófonos de filo, artilugios primitivos recuperados en excavaciones arqueológicas. Fabricados con huesos que ya superan los treinta mil años, se especula que la fuente de inspiración, una vez más, fuese la propia naturaleza, haciendo soplar el viento por las cañas de bambú y similares, y creando fenómenos sonoros para los que ya eran capaces de interpretar la belleza del sonido y la melodía. Aunque a la flauta, que ha evolucionado hasta nuestros días, no se le ha dado popularmente esa fama, sí que tenemos un representante muy actual que trasciende por los siglos: el cuerno, poderoso zumbido de la resonancia del hueso, inspiración de dibujantes para representar los primeros instrumentos musicales, el objeto más primitivo que haya llegado a la actualidad con diversos usos prácticos y artísticos. Imágenes: Homo Hábilis – Venus de...

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Larsen, cuando tus oídos sangran

Diagnosticados de gabachofobia macerada en la pota de un punk, de claustrofobia hospitalaria con brotes de crudeza y locura a partes iguales “Larsen no era un grupo de música de cuatro chavales, sino que era un grupo de quince colegas que se lo pasaba de puta madre”, contaba Mosca. Nadie habría apostado mucho por esos adolescentes precoces, que preferían mendigar por la capital con el propósito de montar una banda, antes que quedarse en su barrio jugando a pistoleros como los jóvenes de su edad. Volcaron en Larsen energía demente a raudales, algo que los caracterizaría en sus directos. Ningún miembro tenía experiencia musical alguna, quizás por ello escogieron como nombre identificativo la denominación técnica que los especialistas del sonido dan a los acoples que aparecen cuando se coloca un instrumento cerca de los amplificadores, vaticinando un punk ruidoso opuesto a cualquier atisbo de elegancia, original en grado sumo dentro del Rrollo. Su libertad compositiva sin condicionamientos, unida a la ausencia de formación sonora, produjeron un particular ruido integrado por elementos pseudomusicales como el que relata Rana, bajista del grupo:  “Yo me afinaba de manera que no había que poner acordes. Tocaba como si fuera un bajo, pero usando todas las cuerdas. Así desarrollé un estilo muy particular de tocar la guitarra con mucho ataque, basado principalmente en mazazos de mano derecha” Los cinco años que duró la formación, con sus variaciones de componentes incluidas, dieron pie a varias grabaciones sumamente accidentadas por la precaria gestión de Spanduld, la única discográfica que tubo cojones de hacerles algo de caso. En su día no fueron un grupo especialmente conocido, hoy probablemente tampoco lo sean en demasía. Sin comerlo ni beberlo aparecieron fortuitamente en el número 17 de la cuarentena musical más conocida de la península, con la misma casualidad con la que aportaban su tema ‘Frontera Francesa’ como sintonía para una noticia del telediario sobre los conflictos que describía su letra; ambas eran formas de difusión contradictorias con el neonato credo del punk pero que compatibilizaban bien con su espíritu fresco y descarado. Amén de crear el himno francófobo por antonomasia, brindaron otros grandes temas como ‘Noche de Destrucción en Rock-Ola’; cuando surgió la posibilidad de tocar en el mencionado templo de la movida, consiguieron congregar una horda insalubre de punxs y pseudopunxs que confabularon en un infernal pogo de destrucción del local. En ocasiones afirman haberse alimentado de las inspiradoras fuentes del punk inglés y norteamericano pero un simple ejercicio de observación los delata como el grupo con menos papeles, plagios e influencias de la historia. Su precario atrevimiento musical los convierte en una delicatessen para estómagos placados en...

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Joe Strummer | Parte II: La revolución se llama The Clash
Feb22

Joe Strummer | Parte II: La revolución se llama The Clash

El nombre de Joe Strummer se estaba haciendo conocido por todo Londres. Su enigmática personalidad atraía a todo tipo de artistas que querían trabajar con él. En la primavera de 1976 los 101’ers dieron un concierto en el que compartían cartel con unos desconocidos Sex Pistols.  El espectáculo que estos dieron fue tal que Paul Simonon y Mick Jones, integrantes del grupo London SS, se acercaron a Joe para pedirles que se uniera a ellos para la formación de una nueva banda. Su idea era la de seguir el camino marcado por los Pistols, punk rápido incapaz de dejar indiferente a nadie. Y el tiempo ha demostrado el buen criterio que tuvieron Paul y Mick a la hora de elegir cantante para el nuevo proyecto. Está claro que no era el mejor vocalista, ni siquiera el más provocador y desde luego no era guapo. Pero sus constantes viajes de niño y la fuerza que le dió el tener que enfrentar el sucidio de su hermano, crearon un filtro único para escribir letras. Apenas tres meses después de su formación, The Clash hizo su presentación en sociedad teloneando a sus inspiradores Sex Pistols. Aquí comenzaría a forjarse la leyenda de los grupos punk más importantes de la historia. Uno por los escandalosos episodios protagonizados y por llevar la actitud hasta el extremo. Los otros, menos provocadores, politizaron la música, dándole al movimiento punk otro cariz distinto al No Future, que en el momento predominaba. Así Joe Strummer consiguió erigirse no solo como portavoz de toda una generación sino también como ideólogo de todo un movimiento, contagiando a todo aquel que escuchaba sus letras. Hasta el momento la ambigüedad de los Sex Pistols con el imaginario nazi había creado mucha confusión sobre la verdadera cara del punk, pero Strummer zanjó cualquier duda con la creación de La Liga Anti-Nazi. The Clash no jugaban a la provocación fácil, su meta estaba mucho más allá. Eran capaces de ver claramente lo que ocurría fuera de la espiral de drogas en la que se vivía en el momento. Era hora de desterrar el nihilismo para dejar paso al idealismo.  La internacionalización de sus letras supuso para sus oyentes toda una bofetada de realidad. Gracias a su infancia, Joe conocía de primera mano lo que acontecía en casi todo el globo, y lo dejó patente en todas y cada una de sus letras. Más que canciones se puede decir que The Clash consiguió crear toda una enciclopedia histórica hecha música. Buena prueba de ello es Spanish Bombs, que trata el tema de la Guerra Civil española. Pero el virus que le comía por dentro era...

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