Wanted Ramoncín: el músico que "robó" su propio disco

· Nombre: José Ramón - Alias: Ramoncín/El rey del pollo frito
· Amoralidad cleptómana. Fetichismo de la propiedad intelectual

RamoncínEsta historia empieza con el anuncio que, en 1976, un joven rockero vallecano escribió en Disco Express: Se busca cantante para grupo en Vallecas. No importa que sea muy bueno pero que se lo monte bien en el escenario. Ese joven era Jerónimo Ramiro, Jero, llamado algún tiempo después a hacer historia en el rock español de los últimos treinta o cuarenta años. Otro joven respondió al anuncio, hizo la prueba (en la que interpretó el «Jumpin´ Jack Flash» de los Rolling como si a Jagger le hubieran dado por el culo una contundente descarga eléctrica) y se quedó como cantante. Era José Ramón. Ramoncín para los amigos.

El grupo se hará llamar W.C.? (sí, con esa críptica interrogación al final) y los chavales -Jero tiene dieciséis, Ramón alguno más- empiezan a darle duro en aquel improbable local de ensayo vallecano y setentero. El nuevo parece integrarse bien y tiene lo que Jero busca: pocas tablas pero mucho desparpajo nervioso encima de ellas. Los temas van saliendo uno a uno. «Cómete una paraguaya», «Rock and roll duduá», «Noche de cinco horas», «El loco de la calle larga»… Temazos todos.

Ramoncín y Jero en 1977Sin embargo, la cosa toma un rumbo diferente -y funesto- en algún momento de la historia: la influencia que Ramoncín empieza a ejercer sobre la banda hace que algunos miembros salgan escopeteados de allí. En algún otro momento funesto, Ramoncín introduce en el grupo al guitarrista argentino Carlos Michellini, del que se dice por ahí que había tocado en la banda Vox Dei. Los WC? empiezan a hacerse relativamente conocidos y, al poco tiempo, el tal Michelini y Ramoncín se largarán a Barcelona para firmar con Emi Odeón lo que sería la edición de su primer LP.

Mientras, inocentes ellos, el resto de la formación queda en Madrid, ensayando los temas a grabar. Sin embargo la puñalada trapera estaba ya en marcha y daba igual que el resto de W.C.? ensayase hasta el final de los tiempos si querían: Carlos Michelini y Ramoncín jamás volverían a ver a sus antiguos correligionarios, pues el disco fue rápidamente grabado in-situ, en la propia Barcelona y con músicos de sesión. Cuando el Lp fue llevado a las tiendas, Jero pudo comprobar que su nombre, como co-autor de todos y cada uno de los temas, no aparecía por ningún lado. En su lugar aparecía el resplandendeciente nombre de Michelini. Estaba claro: era mejor llamarse Carlos Michelini que Jerónimo Ramiro… Ramoncín, él, el hombre que vino a enseñarnos la asignatura Arte, Moralidad y Negocio, el hombre que nos daría la tabarra años después con la SGAE castradora, había robado su primer disco. Cojonudo. Apoteósico. Repugnante.

El susodicho se defendió de las acusaciones de latrocinio intelectual alegando que toda la mierda aquella había sido ideada por Emi, aprovechando que él estaba fuera del país. Afirmó también que nunca había cobrado un duro por los derechos de las canciones, que recayeron en exclusividad sobre Michelini. Precisamente -ironías de la vida y del rock- el disco contaba con el ya célebre tema «El rey del pollo frito«, en el que se contaba en primera persona la vida del clásico tiburón de discográfica sin mucho -o ningún- fondo moral. «Oíd mis pedos, oled mi mierda», decía el tema. La olemos, tranquilo. El pobre Jero era menor de edad y pagó la broma. Rock and roll 0, Mercado 1

Parece ser que diez años después, Ramoncín se puso en contacto con Jero para intentar arreglar en parte lo sucedido en 1978, llegándose a redactar un contrato en el que se recogía expresamente que Jero era el autor legal del 50% de todos los temas del primer disco de W.C.?. Según estimaciones cibernáuticas, habría recuperado hasta el momento la pírrica cantidad 400 euros, irrisoria con respeto a lo que hubiera podido ser. Jero RamiroMenos mal que Jero, aún pagada -y bien pagada- la novatada, no perdió las ilusiones y siguió en el rock and roll: tras un intento fallido de incorporarse a Tequila, combo al que arribaba reclamado por Ariet Rot, Jero acabó involucrado, andando el tiempo, en multitud de grupos que la historia ya ha hecho míticos: Ñu -formación en la que compartió escenario con José Carlos Molina, otro outsider del rock ibérico-, Santa o los más recientes Saratoga. En 2009 se sacó de la manga la nueva formación Santelmo, bajo la cual ha parido dos vástagos ya.

Ramoncín, por su parte, registró a lo largo de los primeros ochenta algún buen disco más, entre los que destaca el contundente «Barriobajero», produjo los primeros discos de Barricada y redactó un diccionario de cheli (1).  En 1986, y como tantos progres de la época, Ramón entró en la órbita del PSOE y acabó protagonizando spots televisivos a favor de la entrada de España en la OTAN. Tal vez en recompensa, Felipe González le otorgó la presentación del programa Lingo, emitido en Tve2 y a través del cual Ramoncín entraría definitivamente en la España mediática. Lo que vino luego probablemente lo conozcáis: Ramón se hizo un habitual en los pseudo-debates de Moros y Cristianos y en los de Crónicas Marcianas, en los que siguió explotando su desfasado perfil de enfant terrible y obtuvo el título de «Gran Porculizador» en esa puta y siniestra logia llamada SGAE; en este contexto vino la agria polémica con Sabina después de que éste editara el Lp «Carretera y Top Manta» que, sólo Ramoncín y cuatro dinosaurios más, no supieron entender como una evidente y cínica broma acerca de la inevitable realidad musical posterior al nacimiento de napster y emule.

Vino luego el frustado intento de actuar en Viñarock 2006, en el que apenas tuvo tiempo de tocar los primeros veinte segundos del tema «Cheli», y que presenciamos con ojos atónitos y sonrisa de hiena. Durante todo el fin de semana se había ido extendiendo entre los asistentes al festival un latente rumor: «Ramoncín no puede tocar, hay que impedir que Ramoncín toque». En los momentos previos al concierto, aún recordamos a muchos jóvenes y no tan jóvenes introduciéndose en los calzoncillos piedras que luego arrojarían contra el Músico. También había punkis meándose en botellas de dos litros de cocacola, fabricando así futuros cocktails molotov de orina rancia que arrojar luego contra el Artista Inmaculado. Uno, incluso, vendía huevos podridos a un eurito. Y es que las masas viñarockeras, muchos aún sin saber nada de lo narrado en esta historia, no perdonaban a Ramoncín. No lo perdonaban y hacían bien. Puede que la organización del Viña sí lo haga, pero Roma no paga a traidores.

(1) Se conocía por «cheli» a la jerga hablada por los elementos más lumpen y barriobajeros de Madrid. Términos más o menos normalizados hoy día e incluso incluídos en la RAE, como pasota o camello, proceden del cheli.

Author: Dr. Jabato

Compártelo con todos

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

-
-
Ir a la barra de herramientas