Osaka Monaurail | Funk de la vieja escuela Japonesa
Sep05

Osaka Monaurail | Funk de la vieja escuela Japonesa

En el Musiquiátrico hemos vuelto a sacar nuestro diccionario de japonés para recibir como se merecen a los Emperadores del Funk. Preparemos nuestras copas de Sake y nuestro mejor Sushi para dar una calurosa bienvenida en nuestras instalaciones a Osaka Monaurail. Con unos ritmos sincopados propios del mejor James Brown, Osaka Monaurail está dando la vuelta al mundo sin necesidad de unas vías, exportando un producto nada típico de la isla del sol naciente: Funk de inspiración sesentera extremadamente bailable. Cuando pensamos en Funk, todos pensamos en afroamericanos tocando en las salas de Atlanta en los años 60. Pues Osaka Monaurail es precisamente todo lo contrario, y sin embargo suena mejor que la mayoría de Funk que se hace hoy en día en Norteamérica. Su sonido es auténtico, respetando las raíces  y sincronizandose perfectamente en el Downbeat que tan popular hizo James Brown. Osaka Monaurail ha desafiado al tiempo y al espacio, y de momento, le va ganando la partida. Y todo eso  sin inventar nada nuevo, ni falta que les hace, simplemente han recogido lo mejor del pasado y lo hacen de la mejor manera posible. La historia de este grupo comienza en 1992 en el Círculo de Jazz de la Universidad de Osaka, con más de 20 integrantes entre sus filas, entre las que destacaba una gran sección de vientos. Poco a poco, el grupo fue tomando popularidad, a la vez que se iba reduciendo el número de integrantes. La formación que se ha dado a conocer mundialmente la componen 9 músicos, entre ellos el líder de la banda, vocalista, percusionista y frontman Ryo Nakata. La primera parada obligatoria de este tranvía funky, fue el álbum editado en el año 2000 que llevaba como nombre “What is it… What it was”. Acertado título para su ópera prima con la que sorprendieron al público japonés, en él se incluían algunos temas propios junto a versiones de los grandes. El monorail llegó hasta la siguiente estación en 2001, año de publicación de su segundo Lp «Rumble’ N Struggle». Con este disco afianzaron su sonido retro y fueron adquiriendo popularidad dentro y fuera de su país. Este estilo retro se ve plasmado también en el formato físico en el que editan sus trabajos discográficos, ya que Osaka Monaurail es uno de los pocos grupos a nivel mundial que estampa su música en discos de vinilo, cargando a su música de un sonido más auténtico si cabe. Sin hacer ninguna parada intermedia, el Monorail de Osaka continúa su trayecto y sigue marcando su propio camino con su tercer álbum «Thankful«, editado a mediados de 2004. En este momento es cuando el Monorail...

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Maximum the Hormone | Metal Japonés para mentes activas
Ago28

Maximum the Hormone | Metal Japonés para mentes activas

Nuestros compañeros del Centro Integral de Terapias Orientales contra la depresión y la ansiedad nos envían una receta basada en atronadoras guitarras eléctricas, desgarrados guturales extraídos del mismísimo infierno cruzados con rapeos imposibles y unas melodías propias del manga más salvaje. Una fórmula infalible para musicópatas experimentados. Desde el otro extremo del globo terráqueo nos llega este grupo inclasificable, su nombre es マキシマムザホルモン y  para aquellos que no sepan japonés la transcripción sería Maximum the Hormone. Su estilo al igual que su nombre es indescriptible, fusionan metal con punk con pop con funk y con todo lo que se les ocurra, enmarcado en una atmósfera extraida de un comic manga. Sin embargo, todo esto, que puede parecer un collage de estilos enfrentados, suena de maravilla de manos de estos cuatro japoneses. Sus partes metaleras a veces recuerdan a Korn o a Sepultura, y otras a System of a Down; tiene connotaciones de Rage Against The Machine y de Red Hot Chili Peppers, enfrentadas a las partes más melódicas propias del Pop japonés. Todo eso sin olvidar lo bien que suena el japonés rapeado, con tantos sonidos extraños y onomatopeyas imposibles para otros idiomas. Maximum the Hormone fue creado en 1997 por Daisuke Tsuda (vocalista, MC y guturales) y Nawo Kawakita (bateria y voz femenina) acompañados de Sugi y Keito haciendo las funciones de guitarra y bajo. Con esta formación editaron en el año 1999 su primer disco «A.S.A. Crew» sin demasiada repercusión dentro ni fuera de Japón. Las letras estaban escritas en inglés, donde se denota su intención de expandirse como una pandemia fuera del imperio del sol naciente, aunque casualmente no fue hasta que se recompuso el grupo y comenzaron a cantar en japonés cuando tuvieron repercusión fuera de su país. Poco más tarde la hormona se reestructura con la disolución de los proteínicos Sugi y Keito. A su vez Ryo, hermano de Nawo, llegó como una secreción adrenalínica a la guitarra y haciendo las veces de segundo vocalista. Finalmente Ue-Chan (considerado como uno de los mejores bajistas de Japón, sobre todo por su técnica con el Slapping) se adhirió a esta hormona como si fuera un chute de dopamina. La hormona ya estaba formada y lista para afectar al sistema nervioso global. Con seis Lp’s (los dos primeros con un sello distinto al actual) y ocho singles, la hormona ha traspasado fronteras y continentes, y se ha instalado en el cerebro de todos con los que entra en contacto. Su música te deja pasmado, como si fuera una película de Akira Kurosawa donde nunca sabes qué va a pasar. Nunca te esperas el siguiente cambio, igual puede...

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Silent Hill, de Akira Yamaoka (1998) | Banda sonora de terror desde Japón

La música de la que están hechas las pesadillas El ingreso de hoy es un agudo caso de enfermedad mental digno de los más oscuros sótanos de la institución musiquiátrica. Ya se sabe lo importante que es una buena banda sonora para una película de terror. Más si es para un videojuego, en el que uno controla en tiempo real los designios del protagonista. Más aún si se trata de un videojuego de «survival-horror», del tipo terror psicológico. Definitivamente más, si el juego en cuestión se titula Silent Hill. Quien más y quien menos recordará la opera prima de una larga y exitosa saga de videojuegos desarrollada por la japonesa Konami y que aún hoy en día sigue sacando nuevos títulos; tristemente, mucho más vistosos en el apartado visual, pero con mucho menor impacto en el plano terrorífico que sus predecesores. En la primera entrega, hace ya catorce años, encarnábamos el papel de Harry Mason, un joven viudo que buscaba desesperadamente a su única hija por las calles de Silent Hill, el pueblo deshabitado que da nombre a la saga. La mayoría del juego se desarrolla en ambientes oscuros, con niebla y poca visibilidad, rodeados de unas pocas criaturas que a veces nos persiguen, aunque la mayor parte del tiempo simplemente estaremos más asustados por lo que imaginamos que pueda aparecer que por lo que realmente aparece (de ahí la coletilla de terror psicológico). El videojuego bebe de fuentes como la película «La escalera de Jacob», otros videojuegos como «Alone in the Dark» o «Resident evil» y elementos de la mitología y el terror japoneses, así como de las pesadillas de los propios guionistas. Como curiosidad, gran parte del juego transcurre en un enorme hospital endemoniado (merece la pena aguantar el video que está sobre estas líneas hasta el minuto 10). Pero lo que nos ocupa sobre todo, es por supuesto el apartado sonoro. Y es que gran parte de la culpa del verdadero pánico que se siente al controlar al protagonista por las calles de Silent Hill es del compositor japonés Akira Yamaoka, responsable de las pistas de audio y de gran parte de los efectos sonoros. Meses después de que el juego saliera al mercado, se publicó una banda sonora de título homónimo que contenía la friolera de 42 temas, la mayoría de corta duración, contenidos en un solo disco que buscaba agrupar la mayor parte de la experiencia sonora del videojuego. El género de esta banda sonora es ciertamente inclasificable, y no sería exagerado bautizarla como música infernal. Salvo unos pocos temas que recogen la cabecera, los distintos finales y algunos momentos emotivos (junto con la...

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Satomi Morimoto: Entrevistas desde mi Isla
May25

Satomi Morimoto: Entrevistas desde mi Isla

Satomi Morimoto es una pianista y cantante nacida en Japón y afincada en estos últimos años en Tenerife. Su registro vocal abarca desde la música sacra o la ópera hasta el Jazz, pasando como no, por la música popular japonesa. Además de ser la voz principal de la Orquesta de Cámara de Tenerife, ha grabado dos discos de jazz con aires orientales con ST Fusión, y otro n un precioso dúo de voces con su hermana Emiko, que han titulado Morimoto Sisters. Entrevista a Satomi Morimoto: Tu carrera se ha forjado en torno a tu voz y a tus manos, una espectacular soprano que al mismo tiempo es una fantástica pianista y cantante de jazz, pero ¿cómo fueron tus principios? Yo empecé a tocar el piano con cuatro años, pero en Japón en los colegios cada clase tiene piano y es obligatorio para los niños, en España aún no se hace así. Me interesaba tocar el piano más que cantar, y me quedaba viendo a la profesora cómo tocaba el piano, escuchando y mirando sus dedos, y en casa intentaba copiar cómo tocaba en uno de mis pequeños pianos de juguetes de los que sólo tenían dos octavas. Mi padre no quería meterme en clases de música, por que según decía los músicos no comen bien, sin embargo, mi abuelo, que pensaba que el arte era bueno para los niños, me compró el piano y por eso empecé a estudiar. En la actualidad tienes varios proyectos musicales funcionando al mismo tiempo. Hace un par de años publicasteis con ST Fusión vuestro disco “3”, con el que conseguisteis el Premio de la Música Independiente 2010 en la categoría de mejor álbum de jazz.  En 2011 grabasteis otro disco, Overview. ¿Cómo va este proyecto? ST Fusión está un poco parado. Empezamos en Tokio con mi marido Tomás, que es bajista y necesitaba a alguien para acompañarlo. Yo no sabía nada de Jazz, pero empezamos a ver los acordes y surgió hacer fusión con canción japonesa. Como fue saliendo bien y a la gente en Tokio le gustaba, vinimos a España, y empezamos a desarrollar el concepto con la banda. Ahora casi no tocamos Fusión japonesa, hacemos casi todo jazz avant-garde. Este año tenemos que arrancar otra vez con nuevas canciones por que tengo muchas ganas de tocar otra vez con ellos. ¿Crees que la improvisación debe ser un elemento fundamental en el Jazz? Fundamental, sí. Pero si está escrito no es improvisación. Pensar sobre la marcha es un arte también, en el que hay que pensar muchísimo más rápido. Tu cabeza tiene que pensar dos o tres compases antes para hacer...

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Mamady Keïta
Ene26

Mamady Keïta

Desde las raíces de la música, desde la tierra que una vez despertó los sentidos del humano y desde donde procede gran parte de la música actual y del siglo XX, la madre África, hoy traemos un nuevo paciente al Musiquiátrico, un musicópata que hace vibrar la fibra del instinto más primario de todo musicópata. Al compás de los latidos del corazón, al borde de la taquicardia, hoy os presentamos a Mamady Keïta. Hijo de un curandero Fida Tigi y cazador principal de Balandugu, un pueblecito de Guinea, Mamady Keïta nació y creció bajo la profecía de un adivino que predijo a su madre lo que más tarde todos hemos podido confirmar. Apenas hubo andado unos pasos, ya revolvía las sartenes y ollas en busca de ritmo que saciara su emergente musicopatía, y su madre no tardó en decidir que su hijo sería un ‘Djembefola’ y en conseguirle un Djembe de su tamaño. Tal fue su iniciación en la percusión, que se le empezó a conocer como Mamady Nankama (el que nació para ello), o Balandugudjina (el diablo de Balandugu). Junto a su anciano maestro djembefola Karinkadjan Kondé, nuestro estimado musicópata llego a aprender por completo los ritmos de la Mandeng, la Wassolon, e incluso los de las etnias vecinas. En los tiempos en que Touré, presidente de Guinea, pusiera en marcha planes para la promoción de la música y la danza de su país mediante concursos locales, regionales y nacionales, Mamady Keïta apenas había cumplido los 14 años. Entre más de 500 participantes de toda Guinea, sólo 3 djembefolas fueron los elegidos, y Mamady, uno de ellos. Así nuestro paciente entró a formar parte del Ballet Nacional Djoliba, aunque con 15 años ya ocupara el puesto de djembe solista, y estuvo más de 20 años viajando por el mundo y contagiándonos con su música, visceral, primitiva, sensacional. En el  Ballet Djoliba llegó a ser el primer percusionista con cargo de Director Artístico. En 1986 abandona Djoliba para comenzar su carrera de músico independiente, y junto al ballet de Abidján, Souleymane Koli Koteba (Costa de Marfil), vuelve a recorrer el mundo a lo largo de 2 giras completas, y en el 88 los belgas de la organización Zig Zag consiguieron que Mamady Keïta impartiera clases en la escuela de música ‘Repercussions’ en Bruselas, al mismo tiempo que se consolidaba el grupo Sewa Kan: «Ni kan tiyen, sewa tiyen. Ni sewa tiyen, kantiyen «,» Sin música no hay alegría, sin alegría no hay música «, proverbio malinke. ‘Wassolon’, el primer disco de Mamady Keïta, no tardó en llegar. A partir de 1989 comienza un nuevo periodo para nuestro musicópata, y...

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